Es que se teme que, a causa de la escasa profundidad del canal de acceso, se repita lo que le sucedió al carguero griego Navarchos, un buque que encalló en 1964 cuando salía del puerto con sus bodegas y tanques de combustibles completos.
Este accidente dio lugar a una catástrofe con consecuencias económicas y medioambientales que persistieron durante varios años.
El buque abandonó los muelles a las 23 del 20 de octubre de 1964 y comenzó a abandonar lentamente la ciudad.
Pero cuando llegó a la desembocadura del puerto rozó con el banco de arena y el casco se partió en dos.
El capitán tuvo reflejos rápidos e hizo lo imposible para que la nave no quedara varada ese lugar, lo que hubiera obligado a cerrar el puerto local.
Con el casco seriamente averiado la tripulación continuó a bordo y logró que el buque llegara al exterior de la estación marítima local.
El buque comenzó a hundirse a unos 500 metros de Playa Grande y a unos 200 metros de la salida del puerto, donde permaneció durante años.
El Navarchos era un granelero de bandera griega de casco de acero, construido en 1944 en un astillero de Texas, en Estados Unidos. Pesaba unas 8 mil toneladas y medía alrededor de 440 pies de largo.
El accidente se produjo mientras llevaba a bordo más de 10 mil toneladas de cereal que había sido cargado en los silos marplatenses.
Según los informes de la época, la escasa profundidad del canal de acceso y la presencia de un enorme banco de arena -similar al que existe ahora- fueron las principales causas del incidente.
Los 33 tripulantes del Navarchos fueron rescatados de inmediato, pero lo peor vino después.
El barco, partido en dos, no pudo ser removido así que permaneció en ese mismo lugar durante muchísimo tiempo. Si bien el capitán pudo evitar que la nave quedara en medio de las escolleras, no logró alejarlo lo suficiente de la entrada al puerto.
Por ese motivo durante bastante tiempo los pescadores tuvieron que tener muchísima cautela cuando maniobraban por la zona.
A las lanchas amarillas se les prohibió por completo realizar capturas en ese sector, en una época en la que el pescado solía habitar mucho más cerca de las playas que ahora. Igualmente, la fauna marina ya estaba condenada. A pocos días del accidente comenzó a salir del interior del barco una gran cantidad de combustible que contaminó toda la zona.
El verano de 1965 fue el peor de la historia para los concesionarios de Playa Grande. La arena se tiñó de negro y ningún turista pisó los balnearios.
Para colmo, el cereal que llevaba a bordo comenzó a descomponerse provocando un olor insoportable.
El Navarchos comenzó a hundirse y a desintegrarse y pasaron varios años hasta que fue retirado, aunque parte de su estructura continúa oculta bajo el mar.
Este accidente dio lugar a una catástrofe con consecuencias económicas y medioambientales que persistieron durante varios años.
El buque abandonó los muelles a las 23 del 20 de octubre de 1964 y comenzó a abandonar lentamente la ciudad.
Pero cuando llegó a la desembocadura del puerto rozó con el banco de arena y el casco se partió en dos.
El capitán tuvo reflejos rápidos e hizo lo imposible para que la nave no quedara varada ese lugar, lo que hubiera obligado a cerrar el puerto local.
Con el casco seriamente averiado la tripulación continuó a bordo y logró que el buque llegara al exterior de la estación marítima local.
El buque comenzó a hundirse a unos 500 metros de Playa Grande y a unos 200 metros de la salida del puerto, donde permaneció durante años.
El Navarchos era un granelero de bandera griega de casco de acero, construido en 1944 en un astillero de Texas, en Estados Unidos. Pesaba unas 8 mil toneladas y medía alrededor de 440 pies de largo.
El accidente se produjo mientras llevaba a bordo más de 10 mil toneladas de cereal que había sido cargado en los silos marplatenses.
Según los informes de la época, la escasa profundidad del canal de acceso y la presencia de un enorme banco de arena -similar al que existe ahora- fueron las principales causas del incidente.
Los 33 tripulantes del Navarchos fueron rescatados de inmediato, pero lo peor vino después.
El barco, partido en dos, no pudo ser removido así que permaneció en ese mismo lugar durante muchísimo tiempo. Si bien el capitán pudo evitar que la nave quedara en medio de las escolleras, no logró alejarlo lo suficiente de la entrada al puerto.
Por ese motivo durante bastante tiempo los pescadores tuvieron que tener muchísima cautela cuando maniobraban por la zona.
A las lanchas amarillas se les prohibió por completo realizar capturas en ese sector, en una época en la que el pescado solía habitar mucho más cerca de las playas que ahora. Igualmente, la fauna marina ya estaba condenada. A pocos días del accidente comenzó a salir del interior del barco una gran cantidad de combustible que contaminó toda la zona.
El verano de 1965 fue el peor de la historia para los concesionarios de Playa Grande. La arena se tiñó de negro y ningún turista pisó los balnearios.
Para colmo, el cereal que llevaba a bordo comenzó a descomponerse provocando un olor insoportable.
El Navarchos comenzó a hundirse y a desintegrarse y pasaron varios años hasta que fue retirado, aunque parte de su estructura continúa oculta bajo el mar.
4 comentarios:
Yo me acuerdo que, hasta principios de los ochenta, los restos del barco se veían en el mar, sobretodo bajando por Colón, se veían unos palos que emergían del mar.
La descomposicion del cereal embarcado produjo gran emanacion de gases toxicos,Alli murio el BUZO.CABO AMERICO PEREZ,EN AL ESCUELA DE BUCEO UN AULA LLEVA SU NOMBRE.Alejandro Ambertin.marino mercante maquinista.VGM.-
A HumorTesan! creo que estas en un error, sería otros restos los que veías, ya que desde Colón no se puede ver ni Playa Grande ni el acceso a Puerto.
No, los que se veía por Colón no era Playa Grande ni el Puerto, eran unos restos, unos palos parecidos a los de la foto del barco y que los viejos marplatenses decían que eran los del "petrolero" que contaminó toda la costa ese verano. No estaban tan cerca de la costa, y no se olviden que las mareas pueden acercar o alejar ciertos objetos. Se empezaron a terminar de hundir muy lentamente, y un día de la noche a la mañana desaparecieron.
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