Cristina Fernández de Kirchner lideraba las encuestas con amplitud para las elecciones generales del 28 de octubre de 2007. Las dudas parecían referirse sólo a si habría o no segunda vuelta, y
en este punto los sondeos advertían de algún riesgo para la candidata del Frente para la Victoria, quien llegó a esta condición por voluntad exclusiva de su esposo, tal cual un “dedazo” al estilo del PRI mexicano. Tampoco candidatos de oposición como Elisa Carrió o Roberto Lavagna
surgieron de internas democráticas. La instancia electoral, en consecuencia, presentaba una sutil
contradicción: habría de ser nueva presidenta quien garantizaba la continuidad de un estilo personalista, intolerante con frecuencia, pero sugiriendo al mismo tiempo que sería esa misma persona, Cristina, capaz de limar en su mandato de cuatro años las aristas más irritantes
del modelo K. ¿Gobernaría ella o habría doble comando?, otro de los interrogantes de aquellos días que tal vez hoy siguen sin ser respondidos, aunque se tenga más certeza de que poco o nada se hace en el universo kirchnerista sin el consentimiento de Néstor.
Porque el resultado parecía cantado o porque en las últimas semanas crecieron las sospechas sobre la transparencia de los comicios, dominó la apatía, factor que también ayudó a la candidata del Frente a superar el piso del 40 por ciento, necesario para impedir el balotaje. El resultado final fue de 44,90 % a favor de la fórmula Cristina Kirchner-Julio Cobos, mientras Carrió-Giustiniani llegaba a 22,95 % y Lavagna-Morales a 16,89 %. Daniel Scioli ganó por mayor margen la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Recibió 48,10 % siendo el candidato más votado en muchos lugares, entre ellos Mar del Plata, donde a nivel presidencial volvió a triunfar Carrió con el 38,27 %. Los dos primeros candidatos a diputados nacionales por el kirchnerismo fueron Felipe Solá y Daniel Katz.
Anivel local, el acuerdo de Katz y el peronista Juan Garivoto, vigente desde mucho antes de los comicios pero más visible en la campaña, no logró imponer la candidatura a intendente de Sergio Fares, armada para la circunstancia. Una porción del electorado justicialista y buena parte de los independientes, haciendo un gran corte de boleta, ungió jefe comunal a Gustavo Pulti. Desde 1916 no triunfaba un partido vecinal en las elecciones marplatenses. Pulti, de Acción Marplatense, recibió 103.603 votos (34,08 %); Sergio Fares, Frente para la Victoria, 76.570 votos (25,18 %); Vilma Baragiola, Unión Cívica Radical, 44.845 votos (14,75 %) y Carlos Balmaceda, Coalición Cívica, 32.651 votos (10,74 %)
en este punto los sondeos advertían de algún riesgo para la candidata del Frente para la Victoria, quien llegó a esta condición por voluntad exclusiva de su esposo, tal cual un “dedazo” al estilo del PRI mexicano. Tampoco candidatos de oposición como Elisa Carrió o Roberto Lavagna
surgieron de internas democráticas. La instancia electoral, en consecuencia, presentaba una sutil
contradicción: habría de ser nueva presidenta quien garantizaba la continuidad de un estilo personalista, intolerante con frecuencia, pero sugiriendo al mismo tiempo que sería esa misma persona, Cristina, capaz de limar en su mandato de cuatro años las aristas más irritantes
del modelo K. ¿Gobernaría ella o habría doble comando?, otro de los interrogantes de aquellos días que tal vez hoy siguen sin ser respondidos, aunque se tenga más certeza de que poco o nada se hace en el universo kirchnerista sin el consentimiento de Néstor.
Porque el resultado parecía cantado o porque en las últimas semanas crecieron las sospechas sobre la transparencia de los comicios, dominó la apatía, factor que también ayudó a la candidata del Frente a superar el piso del 40 por ciento, necesario para impedir el balotaje. El resultado final fue de 44,90 % a favor de la fórmula Cristina Kirchner-Julio Cobos, mientras Carrió-Giustiniani llegaba a 22,95 % y Lavagna-Morales a 16,89 %. Daniel Scioli ganó por mayor margen la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Recibió 48,10 % siendo el candidato más votado en muchos lugares, entre ellos Mar del Plata, donde a nivel presidencial volvió a triunfar Carrió con el 38,27 %. Los dos primeros candidatos a diputados nacionales por el kirchnerismo fueron Felipe Solá y Daniel Katz.
Anivel local, el acuerdo de Katz y el peronista Juan Garivoto, vigente desde mucho antes de los comicios pero más visible en la campaña, no logró imponer la candidatura a intendente de Sergio Fares, armada para la circunstancia. Una porción del electorado justicialista y buena parte de los independientes, haciendo un gran corte de boleta, ungió jefe comunal a Gustavo Pulti. Desde 1916 no triunfaba un partido vecinal en las elecciones marplatenses. Pulti, de Acción Marplatense, recibió 103.603 votos (34,08 %); Sergio Fares, Frente para la Victoria, 76.570 votos (25,18 %); Vilma Baragiola, Unión Cívica Radical, 44.845 votos (14,75 %) y Carlos Balmaceda, Coalición Cívica, 32.651 votos (10,74 %)
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