"Hay que pasar el invierno". En estos días se cumple nada menos que medio siglo de que esta frase, célebre como pocas en la Historia Argentina, fuera pronunciada por el capitán-ingeniero Alvaro Alsogaray, siendo por entonces flamante ministro de Economía del presidente desarrollista Arturo Frondizi.
En el presente, la expresión se ha reactualizado por una causa sanitaria, si bien y tal como hace 50 años no faltan como entonces condimentos de crisis política y económica similares a los que llevaron a Frondizi a desplazar de su gobierno al sector que, a mitad de la década del 50, fue su principal pilar ideológico y programático para acceder al gobierno: aquel encabezado por Rogelio Frigerio y otros intelectuales que editaban el semanario Qué, y que formó parte de los acuerdos, no siempre claros y conocidos masivamente, con el Perón del exilio y proscripto por el poder castrense.
Frondizi, que llegó a la presidencia siendo candidato por la UCRI (radicalismo intransigente), y Frigerio coincidían en el diagnóstico que ambos hacían sobre las causas del subdesarrollo del país. Lo fundaban en la desventaja de los términos de intercambio: mientran bajaban los valores de las exportaciones agropecuarias argentinas, el país importaba los bienes industriales, con valor agregado y con precios internacionales cada vez más elevados. En consecuencia, la riqueza nacional era transferida al exterior sin que hubiera acumulación interna de capital.
LAS BATALLAS DEL PETROLEO Y DEL ACERO. El desarrollismo, en la voluntad de atacar las causas más profundas del atraso y la dependencia, planteó las batallas del petróleo y del acero para producirlos en el país hasta alcanzar su autoabastecimiento, al igual que con la petroquímica, las maquinarias y los automóviles, entre otros bienes manufacturados, para lo cual se necesitaba una inversión de capital muy elevada, sólo posible de lograr con la combinación del ahorro interno con la llegada de inversiones extranjeras.
"Para su proyecto --señaló al ser consultado por LA CAPITAL el profesor Jorge Estrella, de la cátedra de Historia Económica y Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata-- Frondizi dependía del capital extranjero, pero desde éste se planteaba que los trabajadores argentinos eran caros y con una organización sindical fuerte, capaz de bloquear los planes de transformación".
Frondizi había asumido con una economía al borde de la cesasión de pagos y con una creciente presión inflacionaria.
"En ese momento, el presidente se encontraba --puntualizó el profesor Estrella-- entre el reclamo de ajuste de los liberales ortodoxos, apoyados por las cúpulas militares, y el compromiso con Perón, que incluyó entre otras cosas una nueva ley de asociaciones profesionales, también ir volviendo al nivel salarial de antes del 55, y que en esos tres años llevaba una caída del 30 por ciento, y la normalización política. Además desde meses atrás sostenía un encontronazo con la CGT". "En el 59 la presión de los liberales se hace insosteníble --prosiguió explicando Estrella-- y Frondizi entonces lo saca a Frigerio, acepta a Alsogaray, un ingeniero militar devenido economista, que viene con el ajuste clásico indicado por el Fondo Monetario Internacional, al que el país había vuelto recientemente y tras los años de Perón que gobernó sin ligarse con el FMI. Para hacer frente al creciente endeudamiento externo, el Fondo reclamaba subir tarifas, bajas salarios y menos empleos, ya que culpaba a estos factores de la inflación, sin valorar debidamente el alto costo político y social que habría, más aún cuando así se rompía el pacto con el peronismo".
AUMENTO LA PRODUCCION DE CRUDO. En cuanto a la producción de crudo durante la gestión del frondizismo ésta se aceleró como nunca: pasó de 5,7 millones de metros cúbicos en 1958 a 15,6 millones en 1962, con un gran protagonismo de la estatal YPF.
Sin embargo, las comentadas complicaciones económicas y las críticas políticas, incluyendo sospechas de negociados en los contratos petroleros, agravaron la crisis al punto de obligar a Frigerio, en noviembre de 1958, a renunciar al cargo de secretario de Relaciones Económicas y Sociales. Otros frigueristas también fueron yéndose del gobierno en los meses sucesivos hasta que Emilio del Carril se alejó del ministerio de Economía para ser reemplazado, el 25 de junio de 1959, por Alvaro Alsogaray.
Con "hay que pasar el invierno" el nuevo ministro apeló a la paciencia de los trabajadores ante la segura mayor caída de su poder adquisitivo que habría de generar la aplicación de un plan de ajuste acordado con el Fondo Monetario Internacional, en el marco de la negociación de un crédito stand by.
En efecto, los precios al consumidor aumentaron 130 % en 1959. Al caer la demanda interna, la recesión determinó una caída del 6,4 % en el PBI en ese año. En principio la inversión se desaceleró pero se recuperó y aún creció en 1960.
MAS AUTOS, MENOS SIDERURGIA. En los meses de Alsogaray como ministro de Economía algunas ramas industriales avanzaron, caso de la automotriz, pero otras fueron postergadas, la siderúrgica entre éstas.
En abril de 1961, Frigerio y su gente recuperaron terreno, Frondizi volvió a un entendimiento con sectores del justicialismo, y así decayó la estrella de Alsogaray que en abril de 1961 renunció para dar paso a Roberto Alemann hacia la titularidad del Palacio de Hacienda.
Sin embargo, el destino de Frondizi como jefe de Estado siguió acotado por los militares, quienes finalmente lo derrocaron en marzo de 1962.
El profesor Estrella respondió finalmente a la pregunta de si es así, si en lo económico el invierno es más complicado que las otres tres estaciones del año. Contestó afirmativamente y aludiendo al aumento lógico de servicios como la electricidad y el gas, entre otros, en los meses de menos temperatura que restringen aún más en época invernal el gasto de las familias con ingresos fijos.
En el presente, la expresión se ha reactualizado por una causa sanitaria, si bien y tal como hace 50 años no faltan como entonces condimentos de crisis política y económica similares a los que llevaron a Frondizi a desplazar de su gobierno al sector que, a mitad de la década del 50, fue su principal pilar ideológico y programático para acceder al gobierno: aquel encabezado por Rogelio Frigerio y otros intelectuales que editaban el semanario Qué, y que formó parte de los acuerdos, no siempre claros y conocidos masivamente, con el Perón del exilio y proscripto por el poder castrense.
Frondizi, que llegó a la presidencia siendo candidato por la UCRI (radicalismo intransigente), y Frigerio coincidían en el diagnóstico que ambos hacían sobre las causas del subdesarrollo del país. Lo fundaban en la desventaja de los términos de intercambio: mientran bajaban los valores de las exportaciones agropecuarias argentinas, el país importaba los bienes industriales, con valor agregado y con precios internacionales cada vez más elevados. En consecuencia, la riqueza nacional era transferida al exterior sin que hubiera acumulación interna de capital.
LAS BATALLAS DEL PETROLEO Y DEL ACERO. El desarrollismo, en la voluntad de atacar las causas más profundas del atraso y la dependencia, planteó las batallas del petróleo y del acero para producirlos en el país hasta alcanzar su autoabastecimiento, al igual que con la petroquímica, las maquinarias y los automóviles, entre otros bienes manufacturados, para lo cual se necesitaba una inversión de capital muy elevada, sólo posible de lograr con la combinación del ahorro interno con la llegada de inversiones extranjeras.
"Para su proyecto --señaló al ser consultado por LA CAPITAL el profesor Jorge Estrella, de la cátedra de Historia Económica y Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Mar del Plata-- Frondizi dependía del capital extranjero, pero desde éste se planteaba que los trabajadores argentinos eran caros y con una organización sindical fuerte, capaz de bloquear los planes de transformación".
Frondizi había asumido con una economía al borde de la cesasión de pagos y con una creciente presión inflacionaria.
"En ese momento, el presidente se encontraba --puntualizó el profesor Estrella-- entre el reclamo de ajuste de los liberales ortodoxos, apoyados por las cúpulas militares, y el compromiso con Perón, que incluyó entre otras cosas una nueva ley de asociaciones profesionales, también ir volviendo al nivel salarial de antes del 55, y que en esos tres años llevaba una caída del 30 por ciento, y la normalización política. Además desde meses atrás sostenía un encontronazo con la CGT". "En el 59 la presión de los liberales se hace insosteníble --prosiguió explicando Estrella-- y Frondizi entonces lo saca a Frigerio, acepta a Alsogaray, un ingeniero militar devenido economista, que viene con el ajuste clásico indicado por el Fondo Monetario Internacional, al que el país había vuelto recientemente y tras los años de Perón que gobernó sin ligarse con el FMI. Para hacer frente al creciente endeudamiento externo, el Fondo reclamaba subir tarifas, bajas salarios y menos empleos, ya que culpaba a estos factores de la inflación, sin valorar debidamente el alto costo político y social que habría, más aún cuando así se rompía el pacto con el peronismo".
AUMENTO LA PRODUCCION DE CRUDO. En cuanto a la producción de crudo durante la gestión del frondizismo ésta se aceleró como nunca: pasó de 5,7 millones de metros cúbicos en 1958 a 15,6 millones en 1962, con un gran protagonismo de la estatal YPF.
Sin embargo, las comentadas complicaciones económicas y las críticas políticas, incluyendo sospechas de negociados en los contratos petroleros, agravaron la crisis al punto de obligar a Frigerio, en noviembre de 1958, a renunciar al cargo de secretario de Relaciones Económicas y Sociales. Otros frigueristas también fueron yéndose del gobierno en los meses sucesivos hasta que Emilio del Carril se alejó del ministerio de Economía para ser reemplazado, el 25 de junio de 1959, por Alvaro Alsogaray.
Con "hay que pasar el invierno" el nuevo ministro apeló a la paciencia de los trabajadores ante la segura mayor caída de su poder adquisitivo que habría de generar la aplicación de un plan de ajuste acordado con el Fondo Monetario Internacional, en el marco de la negociación de un crédito stand by.
En efecto, los precios al consumidor aumentaron 130 % en 1959. Al caer la demanda interna, la recesión determinó una caída del 6,4 % en el PBI en ese año. En principio la inversión se desaceleró pero se recuperó y aún creció en 1960.
MAS AUTOS, MENOS SIDERURGIA. En los meses de Alsogaray como ministro de Economía algunas ramas industriales avanzaron, caso de la automotriz, pero otras fueron postergadas, la siderúrgica entre éstas.
En abril de 1961, Frigerio y su gente recuperaron terreno, Frondizi volvió a un entendimiento con sectores del justicialismo, y así decayó la estrella de Alsogaray que en abril de 1961 renunció para dar paso a Roberto Alemann hacia la titularidad del Palacio de Hacienda.
Sin embargo, el destino de Frondizi como jefe de Estado siguió acotado por los militares, quienes finalmente lo derrocaron en marzo de 1962.
El profesor Estrella respondió finalmente a la pregunta de si es así, si en lo económico el invierno es más complicado que las otres tres estaciones del año. Contestó afirmativamente y aludiendo al aumento lógico de servicios como la electricidad y el gas, entre otros, en los meses de menos temperatura que restringen aún más en época invernal el gasto de las familias con ingresos fijos.
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