Si Evita viviera...¿sería montonera?

por Oscar Lardizábal


Una pregunta en base a un canto militante escuchado en los años 70: ¿Si Evita viviera sería Montonera? ¿Se sabe o se podrá saber sobre la intimidad de un matrimonio presidencial como el de Perón y Evita? ¿Evita, ya enferma, llamaba a la guerra civil? ¿Cuando cayó en 1955, Perón partió hacia el exilio con la voluntad de evitar el derramamiento de sangre o empujado por temor personal? Estas son algunas de las preguntas que el historiador del momento, Felipe Pigna, quien ha logrado con gran éxito hacer un puente entre la investigación histórica y todos los medios de comunicación, responde en diálogo exclusivo con LA CAPITAL.
Pigna nació en 1959 en la ciudad bonaerense de Mercedes. Se ha destacado por sus columnas en Radio Mitre, Rock and Pop, en el diario La Voz del Interior de Córdoba, y en las revistas Noticias, Veintitrés y Todo es Historia.
Casi todos sus libros han sido éxitos de venta pero en especial su saga Los Mitos de la Historia Argentina. Precisamente el pasado jueves vino a Mar del Plata a presentar el número 4 de esta serie editada por Planeta, que abarca el proceso del primer peronismo, de 1943 a 1955. También guionista de cine y director de la revista Caras y Caretas, Pigna logró tender su primer puente entre Historia y Comunicación cuando generó el interés de sus alumnos en el Pellegrini gracias a videos documentales sobre los dos siglos de la Historia Argentina.
Sin duda, alcanzó la mayor popularidad con su labor para la televisión "Algo habrán hecho", primero junto a Mario Pergolini y luego con Juan di Natale.

Mitos y ciencia histórica

---¿Por qué el título de "Los Mitos..." si al leer se nota que usted trata de hacer un relato objetivo y sobre hechos comprobados?.
---La idea es desmitificar para contar una versión diferente a la versión mítica y clásica de la historia argentina, edulcorada, ajena, contada desde el poder. Hay una construcción mítica de la historia y uno trata de dar otra versión, la que me parece más positiva que éso de escribir "contra...". Los libros no son "contra" una versión determinada sino que uno tiene que escribir lo que siente. Y lo que quiere escribir. Si no, nos pasamos todo el tiempo contestando, perdemos mucho tiempo y no construímos. En este sentido es que hablamos de mitos. Y también en el sentido particular de este libro, en el que hay figuras míticas en el peronismo como indudablemente es la de Evita, y la propia figura de Perón. La idea es investigarlos, interrogarlos, ver cuánto hay de mítico, de real, en la construcción histórica que se ha hecho, porque independientemente de las vidas de Perón y Evita hay una construcción mítica en torno de ellos. La última probablemente haya sido la "Evita Montonera". Es una construcción claramente mítica: no hay forma de comprobar qué hubiera hecho Evita en los años 70, es una suposición que tiene que ver con un contexto histórico. Así es que se habla mitos.
---Y mitos que generalmente se construyen después de muertos los personajes...
---Seguramente. Sí, en general la cuestión mítica toma personajes emblemáticos y Evita lo es, igual que el Che: mueren jóvenes, en plenitud.
---¿Y no ocurre también que por diversos intereses, generalmente políticos, se le quiere hacer decir cosas a la historia para usarlas para intenciones del presente?
---Siempre hubo una pretensión de uso de la historia con fines políticos presentes. Esto se ve a lo largo de la historia: lo que pasó en el Primer Centenario, cuando el gobierno de aquel entonces, es decir la oligarquía en el poder, quería decir "Somos la culminación del sueño de Mayo". También pasó en el 50 con el año del Libertador General San Martín. Pasó en la Dictadura con los 200 años del nacimiento de San Martín. La utilización de la Historia para que ella avale una situación presente. Pero la Historia no avala nada.

Búsqueda permanente de "la verdad"

---¿Y usted trabaja contra éso?
---No necesariamente. Digo que la Historia no debe ser usada con esos fines. No está mal que se la use para entender el presente, para tratar de modificarlo, para ayudar a pensar. Pero la Historia ya pasó, no se puede modificar, por más nostálgico que nos pongamos no la vamos a cambiar. Es interesante releerla, agregar versiones, cuánto más puntos de vista sobre un episodio o sobre un proceso mejor.
---¿Entonces se trata de una búsqueda constante de la verdad?
---Sí, yo creo que sí. Es una verdad que se va construyendo, en base a la sospecha fundada sobre aquellas verdades tan categóricas y tan relevadas que nos han contado que seguramente uno tiene derecho a sospechar que sean así, ¿no? Pero ésto pasa en todo el mundo. Pasa acá y en todo el mundo. Este es un fenómeno de cuestionamiento de la Historia a nivel mundial. Porque las cosas no son tan categóricas. La Historia es una materia que no es una ciencia exacta y donde los grises abundan. Hay muchos grises en la Historia. No son blancos y negros. La Historia no es tan maniquea como se la supone. No podríamos definir al peronismo como bueno o malo. Sería banalizarlo: es un proceso tan complejo. Y hay preguntas recurrentes como la de..."pero al final...¿Rosas fue bueno o fue malo?" No es una categoría histórica.
---¿Qué ejemplo de experiencia en este sentido puede ofrecernos? ¿Creía en algo que luego esta búsqueda constante de la verdad le hizo cambiar de idea?
---El investigador debe tener hipótesis claras y siempre debe tener la esperanza de constatarlas pero debe tener la honestidad, en caso de que no las constate, de seguir ahondando en éso y decir: "me parece que acá hay una información interesante que abre una perspectiva diferente".
Esto con el peronismo pasa mucho. O con el rol de las izquierdas en la década del 40, en cómo fue ese proceso tan complejo donde la izquierda pierde la hegemonía absoluta que tenía sobre el Movimiento Obrero. Porque el movimiento obrero argentino era izquierdista hasta 1943/44. ¿Qué pasó ahí? Es una tarea muy interesante verlo, porque uno empieza a ampliar el horizonte, cuando uno también se da cuenta de que la cosa no es tan en blanco o negro, donde hay responsabilidades compartidas: por un lado errores graves de apreciación de la izquierda sobre el fenómeno Perón, y del lado del gobierno al que en 1943 Perón pertenecía una fuerte represión hacia aquellos sectores. Decir entonces, simplemente, que en el `45 la izquierda se equivocó, no aclara nada. Se equivocó la izquierda pero sufrió una dura persecución que le hizo tener una visión de Perón muy particular. El problema es cuando uno se centra y se fanatiza con una hipótesis donde la razón la tiene sólo uno de los actores. Y en Historia ésto no hace falta. Se trata de abrir el panorama y de ver la complejidad que tiene el Peronismo.

Un matrimonio desparejo

---¿Es posible saber qué pasaba dentro de este matrimonio de Perón y Evita?
---Es posible hasta donde lo permiten los testigos, aunque obviamente hay cosas que se repiten. Yo entrevisté a muchísima gente para libros y para otros trabajos. Lo que se repite es un profundo respeto y un amor desmedido de parte de ella y una reciprocidad un tanto más fría de parte de él. Eso se podría decir que está casi constatado. Era un matrimonio que se veía poco porque los horarios no coincidían demasiado. Hacían lo posible por escaparse los fines de semana a San Vicente, esta quinta que estuvo tan en los titulares hace no mucho por el traslado con incidentes de los restos de Perón, pero era un matrimonio donde la política tenía un protagonismo absoluto. Había una gran cantidad de horas al día destinada más que a la vida de pareja al gobierno, a los planes, al armado de lealtades políticas. Es decir, a todo lo que construyó el peronismo en aquel momento.
---¿La muerte de Evita será decisiva para el proceso de caída de Perón en 1955?
---Yo creo que coincide con la crisis económica que se termina desatando completamente en 1952. A la crisis política que crea la muerte de Evita. Fue una crisis política ciertamente porque Perón se queda sin el elemento más fuerte dentro de su movimiento, el nexo con pueblo, también el nexo con los gremios, la mujer que más mística le ponía al peronismo. Y coincide con una fuerte crisis económica que va debilitando el modelo, que permite, a través de esas grietas y debilidad del modelo, el crecimiento de la oposición, el armado de alianzas opositoras que terminarán finalmente en el golpe y evidentemente la muerte de Evita. Y coincidiendo con esta situación de crisis económica grave, también sequias, desabastecimiento y demás, empiezan a debilitar el modelo y ahí comienza a advertirse una barranca abajo que culminará en el `55. Pero ya en el `54 hay evidencias de una gran crisis dentro del Partido Peronista, dentro del poder, ya que comienzan a irse los mejores hombres, como Jauretche, Scalabrini Ortiz, el doctor Carrillo, Mercante. Hombres que le advierten a Perón que se está equivocando y que se cierra mucho, que hay un gran autoritarismo, monopolio de los medios...
---¿Además de obsecuencia, no?
---...Obsecuencia, sí, el Reino de los Chupa Medias del que habla Jauretche, quien tiene una frase maravillosa: "Suena la calle Perón, suena la provincia Perón, suena la ciudad Perón y tengo miedo de que tanto sonar Perón, termine sonando Perón".
---¿Evita, viendo signos de deterioro, llama a tomar las armas, llama a una guerra civil?
---No, no llama a una guerra civil, sino en principio a una defensa. Ella imagina las milicias como un elemento de autodefensa obrera, frente a una amenaza evidente y real que existía como fue el golpe de Menéndez, un golpe de estado con fuerte apoyo de los partidos políticos, en el que estuvieron involucrados el radicalismo, el socialismo, los conservadores. Y evidentemente ella no está planteando ir a la ofensiva, sino tener un elemento de defensa porque no confía en las Fuerzas Armadas y le dice a Perón: "estos mismos te van a terminar volteando, armemos una milicia obrera". La factibilidad de éso, por supuesto, era completamente discutible. Perón lo dice desde esa lógica mezcla de Vizcacha y Martín Fierro que tenía, con la que expresa: "es fácil darles armas, es difícil quitárselas" (a los obreros).

Cierto "evitismo"

---Algunas versiones la presentan a ella demasiado arrojada y a él demasiado temoroso.
---Yo creo que hay un cierto "evitismo", como que la figura de Eva Perón se puede recortar de Perón. Y ésto es imposible. Pero la verdad histórica (si es que existe esta verdad) dice otra cosa. Pero lo que uno comprueba trabajando mucho el tema es que no existe una Evita sin Perón, al punto tal de que cuando ella intenta la vicepresidencia e propone las milicias es rápidamente desautorizada por Perón y la cosa queda ahí. Evita no resiste. No dice si yo no armo las milicias, voy por la mía.
No, no. Perón le dice no y es no. Ella se enojará, pero termina ahí. Evita era la más fiel soldado de Perón, obediente completamente. No hay de su parte una construcción política propia. Por éso digo que hay mucho de mito en lo que significó la relectura de Evita en los años 70: la Evita Montonera, necesaria para llenar ese espacio político que se había construído de una izquierda peronista que tenía pocos elementos de referencia directa en el propio Perón, más allá de aquellas declaraciones del socialismo nacional o de "Murió el mejor de nosotros cuando murió el Che". Pero, en cambio, el discurso de Evita, mucho más de barricada, parecía dar lugar a esa construcción mítica de una Evita Montonera, incluso por fuera de Perón. Es una fantasía decir que estaba por fuera de Perón. Su práctica política era mucho más jacobina, mucho más popular, mucho más descamisada, pero no tenía una actividad política propia por fuera de Perón.
---¿En un tiempo se vendrá el período 55-73 en un libro suyo?
---Sí, será para el 2010, cada libro me lleva unos dos años. Son temas, como el del peronismo, que he venido investigando toda mi vida y los seguiré investigando.
---¿Y cómo trabaja? ¿Dirigiendo un equipo?
---Trabajo con un equipo en cuanto a la búsqueda de fuentes pero la investigación la hago personalmente. Soy de ir personalmente a los archivos y a las bibliotecas de todo tipo, aquí y afuera. Claro que me ayudan colaboradores en recabar informaciones, en hacer entrevistas.

Conociendo al lector

---¿Cómo se imagina el lector promedio de sus libros?
---No me lo imagino, lo conozco, porque, afortunadamente, y como presento cada libro en todo el país, además de quedarme mucho tiempo con mis lectores en la firma de ejemplares, es así que los conozco. Y a mí me sorprende mucho la variedad etaria y de sectores sociales que encuentro, incluyendo a chicos muy chicos que leen mis historietas a gente muy grande. Recibo muchas palabras de aliento que me ayudan a seguir.
---¿Y hay académicos de la Historia entre esa gente?
---Hay académicos también, están quienes les gusta lo que hago y quienes no les gusta. Y público en general, algunos que me dicen que les gusta cómo relato la Historia y otros que no.
---Parece que usted escribe para que aquel que recién entra a la Historia se sienta cómodo.
---Sí, se siente cómodo. Y me parece bárbaro que mi libro sea un trampolín para otros textos. Siempre insisto en que nadie debe quedarse con un sólo libro sobre un tema. Es muy bueno leer libros con los que uno no está de acuerdo. Porque nos vuelve más inteligentes. Nos ponemos redundantes cuando leemos sólo aquello con lo que ya estamos de acuerdo.

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