San Martín, el guerrero, el revolucionario

por Oscar Lardizábal

"La Logia de Cádiz", ahora libro luego de haber aparecido por entregas en el diario La Nación de Buenos Aires, es la vida de un guerrero y revolucionario, según los rasgos que más ha querido destacar Fernández Díaz, quien desde los doce años tiene al Padre de la Patria como "el héroe", su héroe, aquel que eligió entre todos los que desfilaban por su imaginación durante los años de la escuela, y mientras leía los libros de la colección Robin Hood, que le regaló su madre (la inspiradora de "Mamá").
Así comenzó su romance con la literatura. Y el romance perduró. Hoy es un amor maduro capaz de producir una obra como "La Logia de Cádiz", que concilia en ameno mecanismo de relojería su gran experiencia periodística --actualmente es secretario de redacción de La Nación y director de ADN Cultura--, una profunda investigación histórica que le llevó cinco años y un arte de narrar tan sucinto que logra condensar en 240 páginas el largo derrotero del Libertador de media América.
---¿Cómo explicar el fenómeno de La Logia de Cádiz?. En sólo dos meses lleva cinco ediciones y unos 60 mil ejemplares vendidos. Después de los éxitos de Mamá, Corazones Desatados y Fernández, ¿esperaba algo así con una novela sobre San Martín?.
---Pienso que hay una necesidad de encontrarnos con nuestros héroes. Tal vez porque la escuela argentina es una escuela de no lectores, y de aburrimiento que aleja a los alumnos de la literatura y de la historia. Pero no le echo la culpa a los docentes, sino al sistema educativo argentino y también a la sociedad argentina. Todo ésto empezó cuando mis hijos eran adolescentes y les parecía que la historia argentina era totalmente aburrida, que era bronce o era Billiken. Y los héroes no eran héroes sino estatuas. Y sí eran capaces, mis hijos, de recordar con minuciosidad las grandes gestas y batallas de la historia del Hermisferio Norte, sobre todo gracias a la televisión.
---¿Y entonces...?
---Sentí algo que ya había sentido cuando tenía 12 años y mi madre, que era una asturiana con poca instrucción pero con la lucidez de haberme regalado aquella vieja colección Robin Hood, que era una colección de tapas duras y amarillas, con la que mi generación, los que leíamos, leímos a Stevenson, a Conrad, a Julio Verne, a Salgari...Y siempre buscaba, cuando era chico, dónde estaba mi héroe. Y ya entonces decidí que fuera San Martín, porque los chicos de mi edad jugaba con tres clases de soldaditos: unos verdes que eran de la Segunda Guerra Mundial, otros que eran cow boys y otros que eran los Granaderos a Caballo aunque después la derecha se apropió de los símbolos militares patrios. Hasta éso nos robaron..
---¿Y fue, de este modo, un desafío ante sus propios hijos?
---Y sí, porque mi héroe desde muy chico era era San Martín, pero nunca encontré a San Martín en la colección Robin Hood, y sólo lo encontré en un manual que se llama "El Santo de la Espada" de Ricardo Rojas. Pero confieso que las expresiones de mis hijos me produjeron una herida en el ego. Y me propuse escribir sobre mi héroe, San Martín.
--¿Cuando?
---El camino hacia el libro empezó hace cinco años cuando hice una investigación. Mientras tanto, escribí otros libros...pero San Martín seguía cabalgando dentro de mí. Entonces contraté a otro periodista que también es loco por San Martín (Daniel González) y con él indagamos todo: todos los libros, la documentación en los institutos sanmartinianos de España y de la Argentina. Fuimos palmo a palmo
---¿Entonces es una novela pero tiene rigor histórico?
---Tiene profundo rigor histórico, aunque hay también toques estrictamente ficcionales. Pero algunos lectores, puestos a elegir qué es verdad y qué ficción en la novela, pueden pifiarla. En casi todo, lo más insólito es verdad... seguro.
---Por ejemplo, se habla de varios encuentros en Francia de San Martín y el célebre escritor Honoré de Balzac.
---Es verdad lo de los encuentros. (El banquero) Aguado los presentó en esa casa (de Francia) y es verdad que varias veces comieron juntos. Pero nunca se supo de qué hablaron. Yo investigué cómo estaba Balzac en esos momentos, qué pensaba San Martín al mismo tiempo y cómo estaba Alejandro Aguado con respecto a los dos y cómo era su casa. Apelé entonces a lo que los historiadores llaman imaginación histórica. Con la documentación, la imaginación juega con los huecos que deja la Historia. Otro ejemplo es Arjonilla (la primera acción militar en España en la que aparece San Martín, una escaramuza) de la qué apenas hay información: apenas un parte de batalla de quince renglones y un pequeño sueltito en la Gazeta de Sevilla. No hay registro de lo que pasó verdaderamente ahí. Pero para el libro tuve que reconstruír una carga de caballería, cómo era matar y morir. Me interesaba mucho que se contara la batalla por dentro: que el lector sienta que está dentro de la batalla. Porque en todos los libros de héroes argentinos que yo leo siempre en el momento de la batalla la despachan en dos párrafos.

Dedicado a Pérez-Reverte

---¿Tiene que ver con ésto el escritor español Arturo Pérez-Reverte, al que usted le dedica este libro?
---Yo soy amigo de Pérez-Reverte desde hace muchos años. Casi todos sus libros los presenté yo en la Argentina. Ha sido una especie de pater mío. Y siempre se ha reído con que yo he tenido éxito con libros que hablan de las emociones. Y me ha dicho: te estás amariconando tanto...¡¿cuándo vas a escribir una novela de aventuras?!. Bueno...aquí está mi respuesta a él. Yo lo admiro: creo que Arturo es el más importante novelista de aventuras de lengua española. El libro es un homenaje a él, de alguna manera.
---Usted destaca a San Martín como "el guerrero y el revolucionario".
---Porque lo que más me impactó de la investigación fue la pre-historia de San Martín, porque en el imaginario está muy transitado que empezó cuando bajó acá en las Provincias Unidas, casi como que vino directamente de Yapeyú. Pero entonces, cuando vuelve a Buenos Aires, ya tenía 34 años y a los 12 había entrado en el Ejército, a los 13 tuvo su bautismo de fuego, ya había tenido batallas, naufragios, lo habían intentado linchar, había tenido grandes pasiones, había estado en grandes conspiraciones. Ya había vivido como un héroe de capa y espada, como el capitán Alatriste (el protagonista de las novelas de Pérez-Reverte). Era un personaje y aquí se convierte en otro personaje.

Los Granaderos, comandos temibles

---Lo he escuchado decir que usted veía que siempre se hablaba de un San Martín pasteurizado, benigno...
---Claro...porque el que yo me encontraba era un soldado, una máquina de matar, ejercía la crueldad de la guerra como no podía ser de otra manera. Era un boina verde: la vanguardia de la vanguardia del Ejército de Andalucía. A los granaderos todos los vemos como muñecos de torta pero en verdad eran comandos y él los instruyó para ser tipos peligrosísimos, y por éso tuvieron éxito. Y por éso les dio un miedo grande a los detentadores del poder y en 1826 al regimiento (de Granaderos a Caballo) lo desarmaron para siempre. No quiero glorificarlo como lo hacen los liberales por un lado y los nacionalistas por el otro. Ni tampoco lo que hicieron los revisionistas, que lo tiraron al fango, presentándolo como lleno de pecados.
---¿Qué decir sobre San Martín integrando logias?
---No había tipo en esos tiempos, que haya heredado el liberalismo progresista de la Revolución Francesa, que no haya sido medio masón. Venía esa revolución inmensa que era la revolución de la ciencia, de la evolución, etc. contra la España reaccionaria, de los Reyes, del Inquisidor, de la Sacristía, pesada y retrógrada. Y San Martín estaba con los franceses...
---Pero entra en combate defendiendo a esa España.
---Es que Napoleón se convierte en un emperador, dictador, que invade España y el tipo (San Martín) se ve en la obligación, como americano español, de enfrentarlo para defender a Fernando VII. Nada menos que a Fernando VII que era un rey oscurantista, de lo peor. Inepto además. Estos patriotas, digo yo, estaban entre el fuego y las brazas. Tuvieron que traicionar para no traicionarse a sí mismos. Entonces, no había España posible, la España estaba acá.
---¿Y qué expresar sobre la versión según la cual San Martín en verdad cumplía con un plan de los ingleses, el Plan Maitland, sobre el que también ha investigado Rodolfo Terragno?
---Sí, es cierto. El tuvo contacto con el Plan Maitland, ahora, y ésto lo digo conociéndolo a San Martín como lo conozco ahora, tanto la masonería, como los ingleses, como la familia de Remedios (la familia Escalada), como tantas cosas le eran funcionales a él. No es que él ejecutaba cosas de otros. El utilizaba esas cosas para la única obsesión que tenía: hacer la Revolución. Quiso, a lo largo de toda su vida, construír una Patria.

Entre Sandokán y el Che

---¿Pero qué tipo de masón era?
---Yo te diría que como todos los liberales se metió en las lógias masónicas. Y luego se metió en la Lógia de Cádiz, que en verdad era un partido político y un servicio de inteligencia que lo que intentaba era hacer la revolución americana. Esta logia tenía una subsidiaria en Londres y después crearon la subsidiaria acá con la Logia Lautaro. Un amigo mío me ha dicho que "mi San Martín" es una mezcla de Sandokán y el Che Guevara.
--Sí, y a una colega también le ha dicho usted que en esta novela ha cometido "una herejía completa"...
---Porque efectivamente de Sandokán tiene el ímpetu de la vieja novela de aventuras. Y del Che Guevara tiene la idea revolucionaria, porque piense usted en "esos siete locos", "esos siete dementes" (los siete complotados que abordan el buque George Canning para desembarcar en Buenos Aires y formar la Logia Lautaro, entre ellos San Martín y Carlos María de Alvear), que imagino pensando y charlando arriba del barco: cuando lleguemos a Buenos Aires vamos a hacernos cargo de los cargos militares, vamos a influír sobre la sociedad, para éso vamos a crear una logia. Nos relacionaremos con las familias más influentes: de hecho San Martín se casa nada menos que con una Escalada. Vamos a crear un regimiento al estilo Napoléonico. ¡Y nos quedaremos con el gobierno! Y sí: tiran abajo un Triunvirato y ponen a otro. Después del golpe de efecto, pasaremos a Chile y desde Chile iremos a Perú por mar. ¡Otra que el Che Guevara, tratando de llegar a La Habana!. Y esos tipos, "esos locos", hicieron todo éso en un año y medio. ¡Es impresionante!...¡Es impresionante!
---Qué caminos tan divergentes habrían de tomar en la historia San Martín y Alvear. Uno el guerrero, el Libertador, el republicano, el otro el político, el conspirador desde Buenos Aires. Casi como decir que abrieron los dos grandes surcos de la Historia Argentina, ¿no? ¿Hubo competencia entre ellos?
---Alvear fue, y quería serlo, el mecenas de San Martín hasta que se dio cuenta que éste tenía luz propia y que le podía hacer sombra. Desde ahí y hasta su final lo injurió todo el tiempo, era una relación no de amor-odio, sino de odio directo entre los dos. Y después había muchas otras cosas: algunos querían una monarquía constitucional, otros querían otra cosa...Había muchas cosas de politiquería. No me interesó meterme tanto en éso como con el periplo revolucionario de San Martín.

0 comentarios: