Una larga historia de intentos por mejorar el Bristol Center

Por Ramiro Melucci

En 2002 fue creada una comisión en el Concejo Deliberante para su reordenamiento integral, pero se reunió sólo un año. También fueron promovidos pedidos de informe a las áreas de Planeamiento y Gestión Ambiental. Y hay un proyecto de ordenanza para declarar de interés público el mejoramiento urbanístico, ambiental, estético, edilicio y funcional del complejo.

La intimación que cursó la semana pasada la municipalidad al consorcio del Bristol Center -ubicado en la manzana de las calles San Martín, Buenos Aires, Rivadavia y Entre Ríos- no es el primer intento por regularizar la situación del controvertido edificio y mejorar esa zona neurálgica de la ciudad.
Pedidos de informe nunca contestados, proyectos no tratados con la profundidad suficiente y ordenanzas que se cumplieron sólo en parte son algunas huellas en el camino de una recuperación urbanística que, desde mediados de los años '70 hasta ahora, nunca se consiguió.
El 8 de agosto de 2002, el Concejo Deliberante aprobó por unanimidad un proyecto de ordenanza del entonces concejal de Acción Marplatense Eduardo Pezzati -actual titular del Consorcio Portuario- para crear una comisión mixta que debía encargarse del reordenamiento integral del Complejo Bristol Center.
La comisión, integrada por un representante del Ejecutivo, los bloques políticos y colegios profesionales, tenía objetivos de corto, mediano y largo plazo. En una primera instancia, se proponía buscar documentación, consultar la situación de dominio, estudiar los títulos y llevar a cabo un relevamiento del estado de ocupación del inmueble, eventuales deudas y acreencias privadas, municipales, inmobiliarias y fiscales. También de los litigios pendientes, las restricciones al dominio, embargos y derechos adquiridos, incluyendo las cesiones al municipio. En el mediano plazo, buscaría tomar medidas "para no seguir dependiendo de las conveniencias, tiempos y desidia del propietario-constructor del conjunto, cuya inacción suma, a los graves perjuicios urbanos, serios trastornos, inseguridades y avasallamiento de derechos a los casi mil propietarios-consorcistas de departamentos, locales y cocheras". Además, trataría de impedir que se agravara la situación con nuevas construcciones.
Los objetivos para el largo plazo eran dos: el primero, estudiar y analizar, en caso de que se considerase necesario, la expropiación del sector comercial; el segundo, evaluar la necesidad de hacer pericias sobre el estado de la estructura de las dos torres de departamentos.
La comisión se reunió periódicamente durante un año y dio pasos importantes en la regularización jurídica del Bristol Center, pero después, cuando su impulsor dejó de ser concejal, los encuentros nunca se retomaron.
Otro que también se preocupó por la ominosa postal del Bristol Center fue el concejal radical Fernando Rizzi. "Presenté dos pedidos de informe pero ninguno fue contestado por el Ejecutivo. No sabemos si los permisos de construcción caducaron o no", aseguró a LA CAPITAL tras leer que la administración de Gustavo Pulti le había dado 30 días al consorcio para mejorar el edificio y si no cumplía promovería una expropiación.
Rizzi presentó el año pasado un proyecto de ordenanza para declarar de interés público el mejoramiento urbanístico, ambiental, estético, edilicio y funcional del Bristol Center.
De ser aprobado, la Secretaría de Planeamiento Urbano estaría habilitada a disponer y ordenar las intervenciones edilicias que considerase pertinentes. También dispone la construcción de una marquesina unificada o falsa fachada que uniforme la imagen del basamento y cubra la que hay.
Rizzi entiende que el edificio no corre riesgo de derrumbe, sino que su problema es eminentemente estético. Por eso, pretende que la fachada tenga un tratamiento unificado de colores y diseño.
A su criterio, los espacios que no estén en uso deberían provisoriamente estar cerrados con portones. Por su parte, los hierros y las obras inconclusas del basamento tendrían que permanecer ocultas a la vista de los transeúntes. Es que los retiros de frente que se observan sobre las calles Buenos Aires y Rivadavia son usados como depósito por parte de los comerciantes. Según Rizzi, hasta se podrían hacer murales ornamentales para mejorar estéticamente el lugar.
El proyecto establece además la forestación de la acera de las calles Entre Ríos, Rivadavia y Buenos Aires con especies arbóreas resistentes al clima marítimo. "La idea es amortiguar el impacto negativo", dijo Rizzi. Para esto, el Concejo solicitó la opinión del área de Gestión Ambiental
"Este expediente fue presentado hace un año, pedí tratamiento preferencial en cinco sesiones y lo volvieron a mandar a comisión", se quejó Rizzi. Y agregó: "El informe que esperamos hace un año de Planeamiento, y que permitiría mejorar las cosas desde el punto de vista jurídico, no llega".
El Bristol Center fue originariamente concebido como una edificación de dos plantas destinadas al uso comercial y una torre para viviendas de 45 pisos. Contemplaba además tres subsuelos para cocheras y un basamento integrado por tres niveles destinados a la radicación de locales comerciales, esparcimiento y actividades socioculturales.
Comenzó a ser edificado a fines de la década del '60, pero la insolvencia de la empresa que encaró el emprendimiento detuvo la obra.
El Ejecutivo hizo gestiones para continuar la construcción, hasta que se presentaron interesados en hacerse cargo. Para entonces, el proyecto original había recibido fuertes críticas por su altura desmedida, que significaba un impacto agresivo al desarrollo urbano.
Finalmente, el municipio y los empresarios consensuaron una reducción de la altura y la construcción de dos torres más pequeñas de la calle Entre Ríos. La iniciativa fue autorizada en la sesión del Concejo Deliberante que comenzó el 5 de diciembre de 1974 y terminó en la madrugada del 6, en una jornada tristemente célebre por los tiros que hubo en el recinto -ver "El día que hubo tiros en el recinto"-. Sin embargo, la obra jamás fue culminada.
De haber sido construido tal cual fue proyectado, el complejo habría llegado a una superficie de 98.000 metros cuadrados. De los 400 locales comerciales previstos sólo hay alrededor de 140. Los locales externos son 59, pero muchos de ellos están cerrados o en malas condiciones. "Y dan lugar a que se desarrollen actividades al margen de la ley", denunció Rizzi.

El día que hubo tiros en el recinto

A la 1.40 de la madrugada del viernes 6 de diciembre de 1974, el Concejo Deliberante aprobó por mayoría, gracias al voto doble del presidente del cuerpo -el socialista Ricardo Junco-, la iniciativa para continuar la construcción del Bristol Center. Fue al cabo de una sesión que había arrancado a las ocho y media de la noche del día anterior y en la que grupos peronistas que habían copado la barra efectuaron disparos con armas de fuego.
El proyecto era polémico. De hecho, LA CAPITAL había abierto un espacio "de clarificación" para que las distintas fuerzas políticas se expresaran sobre la iniciativa enviada al Concejo por el intendente socialista Luis Nuncio Fabrizio.
Tras la votación, concejales que no acompañaban el proyecto advirtieron que recurrirían a la Fiscalía ante la supuesta violación de la ley que regula la proyección de conos de sombra sobre las playas.
Según reconstruye la crónica del diario, el desbande de la barra comenzó mientras tenía el uso de la palabra el concejal federalista Rodolfo Santamaría. El caso es que el edil mencionó en su discurso al jefe nacional de su partido, el ex marino Francisco Manrique, y las dos agrupaciones peronistas que hasta ese momento se mostraban enfrentadas por el proyecto en discusión se unieron para repudiarlo.
Luego, los militantes intentaron fijar sobre una pared un afiche con la efigie de la presidente María Estela Martínez de Perón y el secretario del Concejo trató de impedirlo. El epígrafe de una de las fotografías publicadas por LA CAPITAL relata el episodio: "Primero volaron sillas, hubo intercambio de puñetazos y luego se escucharon nueve disparos. Uno de ellos pasó a centímetros de la cabeza de Peláez (el secretario)".
Lo más llamativo fue que los disparos y los disturbios sólo consiguieron interrumpir la sesión pero no suspenderla. Al terminar la jornada, eso sí, el Concejo repudió los acontecimientos.
Lo mismo hicieron algunas fuerzas políticas por su cuenta. El socialismo consideró que lo ocurrido en el recinto fue "un acontecimiento repudiable y nefasto para la democracia".
"Barras regimentadas se dedicaron a molestar a los concejales opinantes mediante gritos, insultos soeces y cánticos partidarios, e intentaron utilizar la imagen de la señora Presidente de la Nación como pretexto para invadir el recinto e interrumpir la sesión del cuerpo deliberativo. Este hecho dio motivo a la intervención del secretario del Concejo para evitar que la barra ocupara el lugar destinado a los concejales, siendo agredido por armas de fuego por el grupo invasor", agregó.
Los radicales, por su parte, entendieron que los forcejeos, la exhibición de armas de fuego y su utilización posterior marcaron la culminación de hechos que calificaron como "la más vergonzosa jornada transcurrida en toda la historia del Concejo Deliberante". No se equivocaban.

1 comentarios:

raul simon dijo...

CREO QUE UNA SOLUCION RAPIDA Y SENCILLA SERIA LA DE CERRAR LAS PARTES NO TERMINADAS CON ALGUN SISTEMA DE CRISTALES. VIVO EN ESPAÑA Y LO VI EN UN EDIFICIO DE 12PISOS QUE SOLO ESTABA LA ESTRUCTURA ABANDONADA DURANTE AÑOS. YA DESPUES SE VERIA QUE HACER CON ESOS LOCALES. PERO MEJORARIA LA IMAGEN DE ABANDONO QUE TIENE EL BRISTOL.