El tercer sector está en el ADN de Mar del Plata




Asociativismo, fomento, cooperación, solidaridad, mutualismo. Estas
son palabras caras a la identidad marplatense.

Esta ciudad, quinta población urbana de la Argentina, capital
turística del país en los veranos, nació como un poblado rural, vecino
al mar aunque casi de espaldas a él. Sin embargo, hacia fines del
siglo XIX se convirtió subitamente en la villa balnearia de la
aristocracia porteña. Pedro Luro, su pionero, levantó sobre el mar el
Grand Hotel, que marcó el destino de la ciudad. En 1886 llegó el
primer tren. Desde entonces, el número de turistas no dejó de crecer,
duplicándose el número en cada temporada.
En las lomadas comenzaron a levantarse grandes mansiones y palacetes.
Los servicios en las playas y las sofisticadas construcciones
demandaron mucha mano de obra, que en gran parte fue aportada por las
fuertes olas inmigratorias de la época, en su mayoría procedentes de
España y de Italia. Y con los inmigrantes llegaron las ideas
progresistas.
Este particular origen histórico, el no menos especial destino de
ciudad turística, pero con el tiempo también portuaria y productiva,
la fuerte estacionalidad --veranos tumultuosos, el resto del año con
las problemáticas similares a las de otras ciudades bonaerenses--
explica, entre otros factores concurrentes, que la intendencia de Mar
del Plata fuera la primera en la Argentina y una de las pocas en la
historia nacional que fuera gobernada por el socialismo en varios
períodos.
El primero de esos períodos se extendió por toda una década, la de los
años 20, cuando surgió la gran figura histórica de don Teodoro
Bronzini. La circunstancia inédita de un socialismo moderado
gobernando una ciudad dejó en la vida
política, social y cultural marplatense la impronta de un espíritu de autonomía
respecto de los poderes nacional y provincial, que a la vez alentó
siempre la gestación de organizaciones sociales y forjó una ciudad
inclusiva, aún contra corriente en épocas en las que primó el
centralismo (décadas del 30, 40 y 50), o el individualismo (años 90),
y también pese al constante incremento poblacional, alimentado por
migraciones internas y por las oportunidades de trabajo que el turismo
y el desarrollo de la gran ciudad fueron gestando.

Frente a las crisis

Las sucesivas crisis, y en especial la de 1989, con sus consecuencias
de hiperinflación, gran desocupación y pobreza, fueron afrontadas en
la Argentina por las organizaciones sociales con un concepto moderno
de trabajo social, como ha señalado la periodista Alicia Cytryinblum.
El sector social no se quedó en la mera caridad o en el
asistencialismo sino que sus mismos actores desarrollaron estrategias
propias tendientes a un desarrollo sostenible, de las que hoy, pese a
todo, se ven muchos frutos.
Este proceso que decribe Cytrynblum, en el que el Estado se retiraba y
las empresas luchaban con variada fortuna por su subsistencia, y que
fue sufrido gravemente por Mar del Plata ---más de treinta mil
marplatenses, en su gran mayoría jóvenes calificados, partieron en la
idea de que la única salida era Ezeiza--, encontró amortiguación en
esa base histórica de asociativismo y solidaridad. Además de las
referidas cooperativas y mutuales, es posible referir la acción
educativa y social, desde las primeras décadas del XX, de la Iglesia
Católica, en sus diversas expresiones, también el Patronato de la
Infancia, APAND (Asociación Pro Ayuda a la Niñez Desamparada, una obra
del gremio de los casineros), las sociedades de fomento, que aún hoy
existen, y que se convierten en asociaciones de vecinos de barrios ya
consolidados, etc.
En Mar del Plata la comisión promotora del Juicio por la Verdad, en el
comienzo de la primera década del siglo, contó con la participación de
numerosos sectores, acompañando a las Madres y Abuelas de Plaza de
Mayo: ATE, Adum (docentes universitarios), la Universidad Nacional de
Mar del Plata, el Consejo Escolar, el Colegio de Abogados (en calidad
de querellante), la Municipalidad, sindicatos, legisladores nacionales
y provinciales.
El doctor César Ventimiglia, que se integró a esa comisión desde Poder
Ciudadano recuerda: "Trabajando en red, articulándose, trabajando por
un objetivo común, esa comisión por la Memoria fue logrando la
reconstrucción de la historia de las víctimas del terrorismo de
Estado, y fue una gran base de trabajo para los juicios sobre Derechos
Humanos que están en trámite y que ya dieron condenas para más de 200
represores en la Argentina". (Ver diálogo aparte)
Como sucede con las organizaciones de defensa de los derechos humanos,
otros grupos fueron transformándose, acrecentando su influencia
social. Pueden servir de ejemplo El Tranvía, por citar sólo a uno de
las decenas de comedores comunitarios, Cosechando Tiempo y Asdemar,
entre numerosas ong dedicadas a personas con discapacidad, hoy modelos
en su funcionamiento, Ceremap (Centro de Resiliencia Marplatense),
Fundación Telefónica y Faro Austral, orientadas al ámbito educativo,
el Centro Comunitario Nuestra Señora de Luján, dirigido por la
reconocida Hermana Marta.

Receptividad del Concejo Deliberante

Se trata de citar sólo ejemplos. La lista es interminable.
En los últimos años el Consejo Deliberante acogió como nunca antes a
las organizaciones de la sociedad civil. En fechas recientes
realizaron sus actividades en el recinto del deliberativo
agrupamientos del más variado origen y finalidades, como las
colectividades judía y armenia, la ong Aborigen Argentino, el Consejo
Local de Promoción de los Derechos del Niño, la Red de Enlace de Ongs.
El presidente del Concejo Deliberante, arquitecto Marcelo Artime,
sigue personalmente iniciativas que surgieron de la relación del
legislativo municipal con las ong, tales como de "un municipio sin
armas" (Fundación Alfredo Marcenac), urbanización del asentamiento
poblacional Villa Evita (Fundación Audax, asistentes sociales),
producción de alimentos para celíacos (Asociación Argentina de
Celiaquía), la recordación de la Guerra de Malvinas y ayuda a los ex
combatientes (Fundación No me Olvides), contención y asistencia a
niños y adolescentes con cáncer (Grupo de Ayuda PAANET), ayuda a las
mujeres con cáncer de mama ("Valoricemos la Vida"), que preside Esther
Simón.
Vale insistir: son sólo ejemplos, ya que la lista es inmensa y debería
abarcar las organizaciones que se vinculan directamente con el
Ejecutivo comunal, con las cinco universidades de la ciudad y con el
resto de las entidades públicas y privadas y empresas.
"Se cree que en Mar del Plata funcionan más de 1.500 organizaciones
civiles", ha informado recientemente Ariana Bazán, directora de
Cooperación Internacional y Relaciones con las ONG de la Municipalidad
de General Pueyrredón. En el registro informática de esta oficina por
ahora se cuentan 350 instituciones en vigencia.

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