Con esta entrega comienza una serie de tres en las que el diputado radical Ricardo Alfonsín habrá de recordar y revisar la presidencia de su padre Raúl Alfonsín, que éste iniciara en 1983, cuando él tenía 31 años. La entrevista, que duró una hora, tuvo lugar en la misma sede del diario, en avenida Champagnat, en oportunidad de la última visita de Ricardo Alfonsín a Mar del Plata y Miramar.
"El día de las elecciones (en octubre de 1983) ---dice Ricardo Alfonsín--- estábamos en una quinta, cerca de Buenos Aires, que es de una persona que había facilitado el lugar para que papá esperara los resultados allí. Me acuerdo que el primer resultado que se conoció fue de la Antártida. Después en algunas provincias. En todas estábamos ganando. Y yo le dije a él en algún momento, cuando ya conocíamos varias mesas: estamos ganando la elección. Y él me dijo: todavía tenemos que esperar las mesas del Gran Buenos Aires. Y cuando comenzaron a conocerse los resultados de lugares tradicionalmente peronistas en los que estábamos ganando, entonces recién ahí afirmó que le estaba ganando al peronismo.
---¿Fue una sorpresa, algo inesperado, para ustedes?
---Existe el mito de que el radicalismo, y de que también Raúl Alfonsín, no creían que iban a ganar las elecciones y recuerdo que hablé entonces muchas veces con mi padre antes de la votación, y él ciertamente confiaba en que se iban a ganar los comicios.
---¿Y usted que pensaba? ¿También lo creía posible?
---Sí, lo creía también. Me parecía que había una demanda muy fuerte a favor de la pacificación, de la democracia, porque queríamos consolidarla y terminar con la dictadura. Y ésto, en esa circunstancia histórica, lo garantizaba mejor el radicalismo que el justicialismo.
Una incipiente preocupación
---¿Cómo siguió usted a su padre en ese primer tramo de su presidencia?
--Yo siempre estaba muy cerca. Lo veía todas las semanas, o los fines de semana o una vez entre semana. Siempre. Pero no intentaba por supuesto, porque no correspondía, que estuviera presente en las reuniones de trabajo, en las que Raúl ejercía de presidente.
Por supuesto que el día de la elección tuve una gran satisfacción como radical, incluso como hijo, pero casi inmediatamente esos sentimientos fueron reemplazados por uno de preocupación. Me acuerdo que cuando se conocieron los resultados de la elección mi padre tuvo que ir después al Comité Nacional, y allí hubo un acto improvisado, pero yo no fui y me quedé en mi casa escuchando las noticias acerca de los comicios: y ya ahí, comencé a sentir preocupación, porque me venía la intuición de que cualquiera fuera el partido que ganara las elecciones en aquella transición no iba a salir indemne en términos electorales, que sería algo muy difícil. Y ocurrió...
---¿A qué se está refiriendo...a la cuestión militar?
---No sólo a la cuestión militar, sino a la cuestión social, a la cuestión económica. Me imaginaba una transición difícil porque era una Argentina muy compleja: muy compleja en lo político, en lo social, en lo económico, en lo internacional. Estábamos aislados, prácticamente. Teníamos conflicto serio con Chile que gracias a Dios pudimos resolver. Hipótesis de conflicto con Brasil. Rodeados de dictaduras militares. Una economía mundial en recesión. Los productos primarios, ésos que nosotros producimos de manera más eficiente y más barata que otros países, no valían nada en esos tiempos, a diferencia de lo que ocurrió en el mundo de 2003. La soja, el trigo, el girasol no valían nada, comparados con lo que valen hoy. Teníamos dificultades para colocar nuestros productos en el extranjero. No podíamos exportar. La economía estaba en recesión y se cerraban las fronteras. Las tasas de interés estaban altísimas (llegaron a estar por arriba del 20 por ciento y pesaban dramáticamente sobre la deuda argentina). Se fugaban los capitales de América Latina porque con esas tasas se iban a los países centrales. Las economías regionales estaban quebradas, el país desindustrializado. Sabíamos que iba a ser muy difícil. Por lo menos yo tuve la gran preocupación...
En la próxima entrega, Ricardo Alfonsín se refiere a la política de Derechos Humanos durante la presidencia de su padre Raúl.
"El día de las elecciones (en octubre de 1983) ---dice Ricardo Alfonsín--- estábamos en una quinta, cerca de Buenos Aires, que es de una persona que había facilitado el lugar para que papá esperara los resultados allí. Me acuerdo que el primer resultado que se conoció fue de la Antártida. Después en algunas provincias. En todas estábamos ganando. Y yo le dije a él en algún momento, cuando ya conocíamos varias mesas: estamos ganando la elección. Y él me dijo: todavía tenemos que esperar las mesas del Gran Buenos Aires. Y cuando comenzaron a conocerse los resultados de lugares tradicionalmente peronistas en los que estábamos ganando, entonces recién ahí afirmó que le estaba ganando al peronismo.
---¿Fue una sorpresa, algo inesperado, para ustedes?
---Existe el mito de que el radicalismo, y de que también Raúl Alfonsín, no creían que iban a ganar las elecciones y recuerdo que hablé entonces muchas veces con mi padre antes de la votación, y él ciertamente confiaba en que se iban a ganar los comicios.
---¿Y usted que pensaba? ¿También lo creía posible?
---Sí, lo creía también. Me parecía que había una demanda muy fuerte a favor de la pacificación, de la democracia, porque queríamos consolidarla y terminar con la dictadura. Y ésto, en esa circunstancia histórica, lo garantizaba mejor el radicalismo que el justicialismo.
Una incipiente preocupación
---¿Cómo siguió usted a su padre en ese primer tramo de su presidencia?
--Yo siempre estaba muy cerca. Lo veía todas las semanas, o los fines de semana o una vez entre semana. Siempre. Pero no intentaba por supuesto, porque no correspondía, que estuviera presente en las reuniones de trabajo, en las que Raúl ejercía de presidente.
Por supuesto que el día de la elección tuve una gran satisfacción como radical, incluso como hijo, pero casi inmediatamente esos sentimientos fueron reemplazados por uno de preocupación. Me acuerdo que cuando se conocieron los resultados de la elección mi padre tuvo que ir después al Comité Nacional, y allí hubo un acto improvisado, pero yo no fui y me quedé en mi casa escuchando las noticias acerca de los comicios: y ya ahí, comencé a sentir preocupación, porque me venía la intuición de que cualquiera fuera el partido que ganara las elecciones en aquella transición no iba a salir indemne en términos electorales, que sería algo muy difícil. Y ocurrió...
---¿A qué se está refiriendo...a la cuestión militar?
---No sólo a la cuestión militar, sino a la cuestión social, a la cuestión económica. Me imaginaba una transición difícil porque era una Argentina muy compleja: muy compleja en lo político, en lo social, en lo económico, en lo internacional. Estábamos aislados, prácticamente. Teníamos conflicto serio con Chile que gracias a Dios pudimos resolver. Hipótesis de conflicto con Brasil. Rodeados de dictaduras militares. Una economía mundial en recesión. Los productos primarios, ésos que nosotros producimos de manera más eficiente y más barata que otros países, no valían nada en esos tiempos, a diferencia de lo que ocurrió en el mundo de 2003. La soja, el trigo, el girasol no valían nada, comparados con lo que valen hoy. Teníamos dificultades para colocar nuestros productos en el extranjero. No podíamos exportar. La economía estaba en recesión y se cerraban las fronteras. Las tasas de interés estaban altísimas (llegaron a estar por arriba del 20 por ciento y pesaban dramáticamente sobre la deuda argentina). Se fugaban los capitales de América Latina porque con esas tasas se iban a los países centrales. Las economías regionales estaban quebradas, el país desindustrializado. Sabíamos que iba a ser muy difícil. Por lo menos yo tuve la gran preocupación...
En la próxima entrega, Ricardo Alfonsín se refiere a la política de Derechos Humanos durante la presidencia de su padre Raúl.
0 comentarios:
Publicar un comentario