"A diferencia de lo sucedido en otras partes del planeta, las pérdidas de Buenos Aires y de Mar del Plata no son fruto de grandes catástrofes naturales, ni de dramáticas consecuencias bélicas, sino simplemente, como diría Gaya Nuño, "la destrucción pacífica del patrimonio (arquitectónico)", donde el motor causal fue la ambición de la alta rentabilidad y la ausencia de otros valores culturales y sociales el medio propicio".
Así presenta la obra la entidad que la ha generado, el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana (cedodal@interserver.com.ar) , al que pertenecen los arquitectos que desarrollaron el trabajo, Ramón Gutiérrez (ramongut@interserver.com.ar), Patricia Méndez (psmendez@ciudad.com.ar) y Felicidad París Benito.
"Sin embargo ---dice una advertencia inicial-- nuestra tarea no está encaminada al cultivo de la nostalgia; no se trata de una lectura de apología del pasado, sino que tiende a la responsabilidad del presente para ayudarnos a construír el futuro".
En un primer artículo, Felicidad París Benito analiza las múltiples y en varias épocas intensas y aceleradas transformaciones de Mar del Plata, en pos de la modernidad. Esos cambios fueron determinando sus destinos: saladero, pueblo portuario, balneario de lujo, centro de vacaciones para sectores populares, ciudad moderna y centro regional de servicios y recreativos en la actualidad.
Los momentos en la arquitectura y el urbanismo se sucedieron, como la llegada del ferrocarril en 1886, los primeros hoteles, las villas y mansiones sobre las lomas que caracterizan el paisaje, el crecimiento de la ciudad, la reducción de los inmuebles hasta llegar al chalet marplatense, los edificios institucionales.
Ya en los años 30, la autora refiere "un período de apogeo de una sociedad optimista, eufórica que tenía la convicción de un progreso indefinido. Las muestras son los edificios residenciales como las villas de Tornsquist, Zamboni, Rocha, Blaquier, Ortiz Basualdo, Alzaga Unzué, o edificios para servicios del balneario como el Bristol Hotel, la Estación Sud del Ferrocarril del Sud, el Torreón del Monje, el Club Mar del Plata, el Golf Club".
Pero así como el modelo de la vivienda unifamiliar racionalista no se pudo imponer en Mar del Plata --salvo excepciones como la Casa del Puente de Amancio Williams--, también fracasó el proyecto de la ciudad-jardín propuesta por el ingeniero-urbanista Della Paolera.
Continúa París Benito: "el cambio originado por el turismo popular, caracterizado por breves estadías, pocos recursos económicos y hospedaje en hoteles sindicales o residenciales, genera transformaciones y es así que, desde principios de la década de 1950, se demuele gran parte del tejido homogéneo, sobre todo en el centro de la ciudad, y varios edificios residenciales son convertidos en hoteles de menor categoría".
"La idea de renovación urbana funcional ---concluye la articulista-- se contrapone a la Mar del Plata pintoresca y romántica, de manera que se pierden los valores paisajísticos y naturales y culturales que habían definido al balneario de manera especial. En el centro se levantan edificios de propiedad horizontal, tercerizándose las plantas bajas, mientras en la zona cercana al mar la especulación inmobiliaria trae como consecuencia que el tejido urbano se transforma en una barrera de cemento que permanece desocupada diez meses del año".
Finalmente, París Benito rescata que igualmente se conservan en la ciudad testimonios importantes que responden al eclecticismo o pintoresquismo marplatense"
Y concluye: "notamos las ausencias, la ausencia de aquellos edificios y aquellos rincones urbanos que unos y otros vaivenes de las modas, las costumbres y la historia social de la ciudad hicieron desaparecer".
Hotel Bella Vista
Se hallaba en el Paseo José de Galíndez, en playa Varese. Fue construido por Bautista Fernández Robla en 1922. Ofrecía terrazas y galerías frente al mar y su diseño como puente sobre la avenida inferior. Fue durante muchos años motivo de disfrute. Fue demolido junto con todo el Paseo Jesús de Galíndez en la década de 1970.
Hotel Centenario
El Hotel Centenario, de Luis Varese, se encontraba ubicado en "el lugar más pintoresco de Mar del Plata". Construido a principios de la década de 1930, parece encabezar aquí todo el desarrollo del Paseo Jesús de Galíndez. Estaba ubicado sobre Punta Piedras y el Cabo Corrientes. Culminó sus funciones en la década de 1970, cuando era sede de actividades de la universidad local.
Chalet Smith
El chalet de Corina Blanca Smith se ubicaba en Boulevard Marítimo 3697, entre Rivas y Brown. Fue construido en 1934 por Alula Baldassarini.
En 1944 fue ampliado y reformado por el arquitecto Auro Tiribelli y su constructor fue José Beltrami. Fue demolido en 1980.
Chalet Bidau
El chalet del doctor Eduardo Bidau se ybucada en la esquina de Las Heras y Gascón. Fue proyectado y construido por Alula Baldassarini en 1926 y demolido en 1962.
Villa Regina
La Villa Regina se ubicaba en el barrio Playa Grande, en la esquina de Aristóbulo del Valle 3899 e Infanta Isabel (hoy Formosa). Construida por Alula Baldassarini para el presidente doctor Marcelo T. de Alvear, como resudencia de veraneo. La Comisión Pro-Mar del Plata le otorgó la distinción del primer premio de fachadas en 1927.
Chalet Malaver
El chalet de Alberto J. Malaver se ubicaba en el recorte costero conformado por Boulevard Marítimo, Moreno y Belgrano. Su diseño y construcción pertenecen al ingeniero Alula Baldassarini (1929). La vivienda estuvo en propiedad de José Sarquis en 1977 y pasó luego a manos de Los Acantilados S.A. que la transformó en el Hotel Rotterdam. Se demolió en 1981.
Chalet Díaz de Vivar
Esta vivienda que originalmente perteneció a Juan J. Díaz de Vivar, se ubicaba en Mendoza 2158, entre Colón y Bolívar. Fue heredada por sus hijas María Josefa y Sofía, quienes la convirtieron en un chalet pintoresquista. Su remodelación y ampliación estuvo a cargo de Alula Baldassarini en 1930. Se demolió en 1975.
Villa María
Se encontraba ubicada en la calle Bolívar, entre Corrientes y Entre Ríos. La vivienda tipo cottage fue proyectada por el arquitecto suizo Jacques Dunant para Emilio Rodrigué en 1906. El conjunto se completaba con canchas de tenis y un edificio con torre para cocheras y servicios ubicados en la esquina opuesta sobre las medianeras.
La demolición de este edificio, en setiembre de 1990, causó un gran rechazo social y la movilización de estudiantes y público en general logró postergar el acato de remate, pese a lo cual igualmente fue ejecutado a puertas cerradas.
Maison de Madame Ezcurra
Ubicada en la esquina de Santa Fe y Bolívar, propietario Ezcurra. El diseño presentaba un primer cuerpo de recepción pública y otro volumen atrás más intimista.
2 comentarios:
Te felicito Oscar por rescatar la historia de nuestra ciudad, sobre todo de esa hermosa arquitectura que nos deleitó tanto tiempo y ahora sólo nos queda recordar. Pero ojalá sirvan para no volver a cometer el error de creer que, en nombre del progreso, quitamos la identidad de una hermosa ciudad que debería haber buscado una sana convivencia entre su pasado y presente. Que sigan otras historias!!! MartaLamas
Es una locura que hayan tirado abajo todas esas reliquias para construir edificios de cuarta. Y lo peor de todo que lo siguen haciendo como si nada pasara. Abramos los ojos!!! Que nos pasa!! Es muy triste....
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