La publicidad también ayuda a escribir la historia

por Gustavo Visciarelli
gustavovisciarelli@hotmail.com

Salvo excepciones, el mensaje publicitario es efímero por naturaleza. Se acota a una oferta de tiempo limitado, a una coyuntura mercantil momentánea o a otras variables de corta vida, como las modas. Pero al pasar los años, los viejos anuncios publicitarios ganan un elocuente valor documental. De hecho, reflejan costumbres, formas de vestir y de hablar e incluso momentos trascendentes en la vida de una sociedad, desde sus avatares económicos hasta los avances tecnológicos que la impactaron.

Este artículo surge de la revisión de los avisos comerciales publicados por LA CAPITAL en los meses de enero de 1960, 1970 y 1980. El objetivo inicial es recordar productos distintivos de cada época y algunas firmas comerciales ya desaparecidas que hicieron historia en nuestra ciudad. Pero, como se verá, ese propósito se diversifica en múltiples rumbos.

La moda y su idioma

Quizás los lectores más jóvenes deban pedirle a sus padres o abuelos que oficien de traductores para comprender algunos términos que estaban en boga hace casi medio siglo y que devinieron en "lengua muerta". Por ejemplo: en enero de 1960, "Casa Galver" de Luro 3050 ofertaba "trajes de hombres, pantalón tropical, broderinas Sudamtex, grime rayón y shaps estampados". Y "Laclaustra Alvarez y Compañía" de San Martín y Córdoba, aseguraba: "Toda mujer espera para estas fiestas un conjunto cualicrón-orlon o banlon".

Para los hombres, uno de los iconos de la moda era Casa Muñoz -"donde un peso vale dos", según rezaba su slogan- y en cuyos locales de San Martín 3158 y Bolívar 2556 podían adquirirse "camisas buclé playera y sacos sport con bolsillos plaqué".

Las "ventas blancas" de "Harrods" - San Martín 2236- y "Gath & Chaves" -San Martín al 2300- eran publicitadas simultáneamente con grandes anuncios que no sólo promocionaban ropa de cama, mantelería, telas blancas, camisería, tapicería, delantales y lencería, sino también "corsés, batones y bonetería". Y en esa puja publicitaria, "Gath y Chaves" daba un golpe de efecto al anunciar un "monumental desfile de modelos en nuestras vidrieras de la calle San Martín al 2300".

La ciudad del '60

En aquel verano del '60, Mar del Plata tenía 225 mil habitantes. El presidente de la Nación era Arturo Frondizi y, como dato para ilustrar la relación entre precios y sueldos, puede recordarse que un barrendero de la municipalidad ganaba 5.100 pesos mensuales y un director 6.900.
"Hildago Solá", de San Martín y San Luis ofrecía "polleras plisadas en regios estampados", mientras "Casa Beige" de Luro 3454 promocionaba en vísperas de Reyes un "grandioso lote de batones y vestidos negros para lutos en algodón, fibrana o shantoung desde 198 pesos".

Por lo visto, en aquel entonces nadie necesitaba reclamar una ley de talles. De hecho, Beige ofertaba sin complejo alguno: "Calzón jersey, liso, terminación de picot, talles del 44 al 52".
Por su parte, Sedería Francesa -San Martín 2661- promocionaba "combinaciones de perlon para niñas, sombreros Analía-Panamá en seis modelos distintos. Son de gran moda para dama".

Las luces del centro

El 30 de enero de 1960 una serie de firmas que funcionaban en la calle San Martín -entre ellos la confitería Jockey Club, Tessitura Milano, Teatro Sacoa, Sedería Venus, Mantequería Modelo y perfumerías Yvonne- publicaban un gran aviso invitando a la inauguración de la "vía blanca".

Aquella noche una multitud asistió a la ceremonia, que fue presidida por el intendente Teodoro Bronzini. De tal manera, "la calle mejor iluminada del país" -así se la llamaba- comenzó a lucir un "refulgente sistema de alumbrado con las novísimas lámparas a vapor de mercurio de ampolla fluorescente".

Por esos días, un Decarlo 600 -cuyo precio total ascendía a 248 mil pesos- se exhibía en las galerías del Banco Provincia que funcionaban en la planta baja del actual edificio de San Martín y Córdoba con el slogan "mayor por dentro que por fuera". Se anunciaba, además, la inauguración del edificio Eves -San Martín 2544- donde un departamento costaba 298 mil pesos y un local con sótano y entrepiso 850 mil.

Otros rubros

En "Casa Scenna" -Luro 3219- se podía adquirir por 1750 pesos la "afeitadora Remington rolectric con peines rodillos para afeitar al ras". Y a pocos metros de allí -donde hoy se encuentra el banco HSBC de Independencia y Luro- funcionaba el almacén "Salcines y compañía", que distribuía y promocionaba "una yerba de mate y ponga, yerba Apipé, la cebada que se prolonga". Por su parte, el "Emporio de la Loza" -Corrientes 1650- proponía "para su reina, el mejor regalo de Reyes": un juego de "copas Bacará" o uno de "cubiertos Backford", entre otras ofertas.

"Bufoni y Compañía" -Independencia 2035- publicitaba "dos modelos que lavan a ventaja tendida: lavarropas Cometa". Y "Comercial Tiribelli" de San Martín 2418 sugería: "El regalo que todos esperan de usted, heladeras Patrick con 4.900 pesos y cómodas cuotas".

"Tempone y Compañía" de Colón 4065 ofrecía la motoneta Crawdet, mientras que en la firma "Francisco Uriuaguereca" de Independencia y Colón se podían comprar desde heladeras Guernica o Catita hasta motonetas Iso.

Los avisos de la época nos recuerdan productos tales como las heladeras "Sirak" a kerosene y eléctricas, las "medias Pituca, para enjoyar sus piernas", las máquinas de coser Necchi o Bromberg, el "fijador Recibrill a base de ricino, en dos tonos: azul para cabellos oscuros o canosos y oro para rubios"; las bicicletas Mimol y, por supuesto, los célebres "combinados estereofónicos", dotados de tocadiscos y radio.

Si no es a transistores....

Pero el artículo más revolucionario del momento estaba en Tropicana TV de Independencia 1773 que presentaba "la novedad electrónica que causa sensación en Estados Unidos y la Argentina". Se trataba del primer tocadiscos a transistores "totalmente construido con materiales originales de RCA y armado por Protonia". Con el pegadizo slogan de "apila ventajas porque a pilas trabaja!", el aviso aclaraba: "¡No es a cuerda!".

El aparato en cuestión funcionaba con cuatro pilas comunes de linterna, era portátil y tenía cuatro velocidades: 16- 33- 45 y 78 rpm". El aviso sentenciaba: "Si su tocadiscos no es a transistores, no es moderno".

El gran suntuario...

En enero de 1960 la publicidad de televisores era escasa, sin dudas porque aún faltaban once meses para que Canal 8 pusiera en el aire su transmisión inaugural, que tuvo lugar el 18 de diciembre de 1960. No obstante, a medida que se aproximaba esa esperada fecha, LA CAPITAL comenzó a rebosar de avisos publicitando las más diversas marcas:
Westinhouse, Ranser, Admiral, Zenith, Philips, Capehart, Dumont, Ken Brown, Panoramic, RCA Víctor y CBS Columbia.

De esos registros surge que un Panoramic costaba 27.900 pesos. Y que por 30 cuotas de 1430 pesos se podía adquirir un novedoso RCA Víctor modelo ?delgado? de 24 centímetros de profundidad.

Se trataba, sin dudas, de gran suntuario de la época, al extremo que un aviso se hacía cargo con elocuencia de las diferencias de status que significaba la posesión de un TV y sugería sin reparos: "¡Tenga un televisor como su jefe!"

Nueva década, nueva moneda

El año 1970 comenzó con un extenso feriado bancario y con la nueva unidad monetaria "Ley 18188", que despojaba de dos ceros a la alicaída moneda nacional. De tal manera, los billetes de 10 mil pesos pasaron a valer 100 y las monedas de ¡25 pesos!, 25 centavos.

El gobierno de facto presidido por el general Juan Carlos Onganía fijaba por ley un sueldo de 240 pesos de la nueva moneda para el maestro de grado de un turno de escuela común.

Como fiel reflejo de ese momento, en los avisos publicitarios del mes de enero los precios de los productos aparecían en las dos monedas: la nueva y la vieja.

La firma "Barbieri" de Independencia 2263 promocionaba un amplio stock de mercaderías a crédito, incluyendo el tocadiscos "Winco" en cuotas de $1990 pesos (o $19.90) o la bicicleta multiuso "Tarzán", en cuotas de $1750 (o $17.50).

El cubierto en "La Casa del Té en la Luna", que funcionaba en Luro, costaba nada menos que "1.000 pesos de los viejos", pero hay que tener en cuenta que se trataba de uno de los lugares de moda en Mar del Plata y que, además, actuaba "Zafari, boom 1970".

"Muebles Sacoa", que funcionaba en la galería homónima y en Independencia 3122 promocionaba el diván "Divanlito" mientras "Casa Radar" -Independencia y Moreno- anunciaba "televisores de todas las marcas desde 2.750 ó 27,50 pesos por mes".

"Ecco Prét a Porter", de galería Sacoa o San Martín 2978, ofrecía a través de un aviso un verdadero catálogo de la moda femenina de la época: "Sabemos de collares de cuenta, de camisolas estampadas, de sandalias italianas, de vestidos chemissier, de bikinis, de palazzos, sabemos de regalos, sabemos, sabemos".

Y otra publicidad de aquellos días activará la nostalgia de los jóvenes deportistas de aquel entonces: "Señores Reyes Magos: si regalan artículos deportivos, todo, absolutamente todo, lo encontrarán en Sportlandia -Luro 3351".

En Luro y La Rioja funcionaba "Ñaró", que ofertaba "pantalones Suixtil en colores a tono con el verano a 29 pesos -2.900 de los viejos". Y a pocas cuadras de allí, en Luro 3158, "Casa Notable" ofrecía pantalones Acrocel a 19 pesos.

Alejandro Parodi e Hijo, con sede comercial en 25 de Mayo 4178, presentaba la "soda botellita Parodi" y en "Trasnochando" de Buenos Aires y Belgrano, por una consumición mínima de 9 pesos, se podía escuchar a Roberto Goyeneche, Ruth Durante, Roberto Grela, Leopoldo Federico y al trío Baffa Berlingieri.

Los avisos publicitarios de la época nos recuerdan también los secadores de cabellos Sunbeam, los muebles de fórmica, los hilados prolene de textil Le Mans y hasta un éxito musical: "Llegó a la ciudad Feliz el disco Feliz (flamenco beat) "Es Preferible" por Peret...!ojo!, versión original. Pídalo en su casa de música".

Los importados del '80

La publicidad de enero de 1980 nos enfrenta a una nueva tecnología y también a un mercado donde prevalecían los productos de importación. También demuestra que los dos ceros anulados diez años antes se habían reproducido como hongos en los billetes.

Mientras el presidente de facto Jorge Rafael Videla veraneaba en Mar del Plata, "Modo" de Independencia y Colón ofrecía un minigrabador a casette (tipo periodista) por 149 mil pesos.
El 14 de enero, el Poder Ejecutivo fijaba por decreto el salario mínimo vital y móvil en 250 mil pesos y la escala salarial de los trabajadores estatales ascendía desde los 338.078 mil pesos hasta los 3.271.213.

Estaban de moda los relojes a cuarzo y, lejos aún de la tecnología digital, los radiograbadores estereofónicos ostentaban dimensiones descomunales y robustas botoneras. Lo mismo ocurría con los primeros televisores color que en enero comenzaban a ser publicitados sin precio y que venían dotados de "sintonizador rotativo o cambio de canales por tacto". En aquellos años no había disputas de pareja por la tenencia del control remoto -adminículo aún inexistente en el mercado nacional- pero los conflictos se planteaban a la hora de levantarse a apagar el televisor.

En todos los anuncios de televisores color se aclaraba con grandes letras: "Diseñado para el sistema PAL-N"; una verdadera puñalada para quienes en aquella época de "plata dulce" y "deme dos" habían regresado del exterior cargando aparatos incompatibles con el sistema que se pondría en marcha el 1 de mayo de ese año.

No debe extrañar entonces que el 13 de enero de 1980, en las postrimerías de la era del "blanco y negro", un aviso convocara al cine Radio City -San Luis 1750- para presenciar "en directo y en color" el Gran Premio Internacional de Fórmula Uno que se disputó en el autódromo de Buenos Aires. La transmisión -remedo de las realizadas durante el mundial de fútbol de 1978- mostró el triunfo del australiano Alan Jones (Williams) y la decepción de "Lole" Reutemann (misma escudería) al despistarse y abandonar la competencia.

Dinero, dinero

En el imperio de lo importado proliferaban las prendas Fiorucci, Pierre Bornel y Hang Teng. "Ferio Juguetes" de Santiago del Estero 1785 ofertaba muñecas Barbies, pocketeers y coches Matchbox, que ya eran famosos desde décadas anteriores como las inalcanzables pistas Scalextric.

En "La Estrella Argentina", de Luro y Salta, se podía pagar con Lurocard y Londoncard. Dos firmas de materiales para la construcción -"El Inglesito" y "El Mono"- tenían fuerte presencia publicitaria, al igual que "Etam", de San Martín 2399 que ofrecía "excepcionales rebajas en prendas nacionales e importadas". A tres cuadras de allí, en San Martín 2645, se vendían los opulentos órganos Funmachine de Baldwin, los primeros que sonaron como una orquesta completa. Y numerosos bancos y financieras que luego caerían con estrépito ofrecían el 70 por ciento de interés por depósitos a siete días mediante grandes avisos que, sin querelo, también ayudan a escribir la historia.

1 comentarios:

alevitali dijo...

La introducción del control remoto sin cables en los aparatos de televisión había sido introducido en el mercado argentino en televisores blanco y negro marca Zenith, ya a finales de la década del 60. Otras marcas también lo tenían, pero con cable. No eran demasiado sofisticados, ya que sólo servían para cambiar de canal y subir y bajar el volumen. La tecnología era una activación a través de sonidos. Para la época era toda una innovación, pero eran caros y no se vendían demasiado.