Del 25 de Mayo al 9 de Julio

La profesora de Historia por la Universidad del Salvador y abogada por la Universidad de Lomas de Zamora Alicia Bonilla inicia con este artículo un recorrido que unirá las celebraciones del 25 de Mayo y del 9 de Julio, con motivo de acercanos al Bicentenario de la Patria. Se trata de un plan de alrededor de una decena de notas en colaboración con el diario La Capital, pensadas como un relato simple y ameno, sin perder por ello rigor histórico, para responder a las expectativas de todo lector, pero especialmente a las de los educadores. "Del 25 de Mayo al 9 de Julio", según lo habitual de nuestro blog "Nuestra Historia", irá desarrollándose cada siete días, con entregas que aparecerán al principio de cada semana.

¿Bicentenario de qué?

Por Alicia Bonilla*


Los hechos históricos no son como en la genética, violentas mutaciones que producen cambios. En la historia todo se va hilvanando, todo es por un antes y produce un después. En nuestra historia patria también.
A lo largo de mi experiencia profesional y mi vida social me he encontrado siempre con la realidad que la mayoría de los argentinos no tiene bien en claro que fue el 25 de Mayo de 1810. Confuso episodio donde decimos ser libres, romper las cadenas, formar gobierno patrio pero, no somos independientes ya que para ello habrá que esperar seis años. ¿Que paso ese día?. ¿Que cambio?
Esta realidad me lleva ante la proximidad del bicentenario, a intentar narrar cortas historias que nos ayuden a comprender el porque se han producidos determinados hechos en nuestro pasado y por que no, también en nuestro presente.
El movimiento de mayo de 1810 no fue un hecho aislado ni sorpresivo en nuestra historia. Se enlaza con acontecimientos políticos, económicos y sociales que devienen desde la época en que dependíamos del virreinato del Perú y por que no, de las composiciones culturales anteriores al descubrimiento. Resulta imposible abordar ese día desde la nada, somos hijos de nuestro pasado y en el debemos buscar las conexiones con nuestro presente.
La realidad americana tiene raíces profundas que llegan a los albores de la historia universal pese a que siempre se habla de estas tierras como tierras jóvenes. A la par que en el resto del mundo florecían civilizaciones hoy consideradas como los cimientos de los pueblos europeos y asiáticos en América también florecían culturas capaces de construir, calendarios de gran exactitud, magníficos edificios que han llegado a nuestros días sorteando sismos y demás inclemencias meteorológicas que también deben enlazarse con nuestra historia luego del descubrimiento.

Agricultores intensivos

Los primitivos pobladores de lo que hoy constituye la Republica Argentina fueron agricultores intensivos en el Noroeste del país, con una importante organización social, política y económica cuyas muestras podemos ver hoy día en Tilcara o en los restos de la población de los Quilmes por citar solo dos grandes ejemplos a los que no podemos dejar de agregar las magnificas obras de la cerámica Mochica en un plan de gran simplificación. En el Nordeste se encontraban pueblos calificados como agricultores inferiores ya que no habían logrado técnicas para sostener la producción de la tierra como son el riego y la rotación de cultivos. Sometidos a la voluntad de la naturaleza estaban obligados a frecuentes migraciones en busca de mejores condiciones. El resto del país era recorrido por grupos de cazadores a pie, de escasa organización, hecho que fue alterado sustancialmente con la llegada de los caballos que fueran abandonados en su retirada por Don Pedro de Mendoza, fundador del Fuerte de Santa Maria de los Buenos Ayres en 1536 en lo que hoy conocemos como el Parque Lezama en las cercanías del Rió de la Plata.
La incorporación del caballo y la multiplicación como ganado cimarrón de los ovinos también dejados por el español cambio sustancialmente la vida de estos grupos que con mucha mayor rapidez pudieron recorrer y ocupar estas tierras. Ganado cimarrón que sellara nuestro destino ganadero y hombre de a caballo sin conciencia de limites que
devengara con el correr de los tiempos en el prototipo social de las pampas conocido como gaucho.
Este hombre de a caballo, manejador del cuchillo para carnear animales o defensa personal, adentrados en el sigloXIX con el alambrado que no acepta se arrima a las orillas de las ciudades a ofrecer su cuchillo en los frigoríficos o para proteger las espaldas de algún político y al que conocemos como El Compadrito personificado en el Juan Moreira. Surge así la personalidad cultural nacional que ofrece elementos basados en un volksgeist martinferrista pero también en rasgos que se formaron con la psicología del asfalto y de la esquina al decir de Eduardo Mallea.
En esta simple presentación de mi bloque solo intento mostrarle el enorme entrecruzamiento de cosas a lo largo del tiempo y el espacio que determinan un día un hecho puntual. Espero poder de esta forma acompañarlos en el descubrimiento del sentido de aquel 25 de mayo de 1810.


* Profesora de Historia (Universidad del Salvador) y abogada (Universidad Nacional de Lomas de Zamora)

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