"La Hora del Pueblo" y los excluídos de la política

La historiadora María Estela Spinelli retoma en este artículo --el último de una serie-- la indagación sobre los llamados al diálogo político en la Argentina, desde el tiempo de la segunda presidencia de Perón, trabajo que estuvo motivado por la convocatoria de Cristina Kirchner que, como es notorio, se apagó rápidamente. El recorrido está concluyendo con "La Hora del Pueblo". Las anteriores entregas fueron en las fechas de este año 16 de julio, 28 de julio y 11 de agosto.


por María Estela Spinelli*


Nos centraremos en un contexto que, visto desde hoy, puede ser considerado crucial en el proceso de maduración de la clase política argentina, la conformación de "La Hora del Pueblo". Digo maduración porque no olvidemos que en la mayor parte del siglo XX había predominado la exclusión o el desconocimiento de la oposición política por parte de los distintos gobiernos lo que condujo al ciclo de los golpes militares y a la crisis endémica del régimen político, agravado después de 1955.

Junio de 1970. Levingston asume como presidente ante la atenta mirada de Lanusse.


La crónica registra que La Hora del Pueblo - iniciativa a la que no había sido ajeno el ex presidente en el exilio, Juan Domingo Perón- se constituyó el 11 de noviembre de 1970 y que estuvo integrada por peronistas, radicales, demoprogresistas, bloquistas, conservadores populares y socialistas, con la finalidad de promover el retorno a la legalidad de la actividad política y eventualmente llamado a elecciones sin proscripciones.

El contexto

Hacía ya cuatro años que el régimen militar de la denominada "Revolución Argentina" se había apropiado del poder político con un importante consenso social y un grado no desdeñable de popularidad del general Juan Carlos Onganía, luego del derrocamiento del gobierno constitucional del presidente Arturo Illia. La intención explicitada, modernizar la economía, hacer un estado más eficiente y extirpar la vieja política. Pero todo eso estaba ya muy lejos, (el Cordobazo, las múltiples manifestaciones sociales de repudio al gobierno y el impacto de la violencia guerrillera, habían dado por tierra con ese poder), cuando comandantes de las Fuerzas Armadas designaron como nuevo presidente al general Roberto Marcelo Levingston con el mandato explícito – escribió el general Alejandro Lanusse en su memoria de esta experiencia- de buscar la salida política de la "Revolución" a mediano plazo.

14 de diciembre de 1984. Lanusse se retira del Palacio de Tribunales, en Capital, luego de haber declarado en una causa por calumnias e injurias que lo enfrentó con el ex comisario de la Policía provincial Miguel Etchecolatz. El periodista que lo aborda es el marplatense Horacio Embón.

Los historiadores y cientistas sociales que investigaron sobre la coyuntura han coincidido en señalar que en medio de la crisis política desatada y resuelta parcialmente con la designación de Levington, se planteaban dos opciones, profundizar la "Revolución Argentina" mediante correctivos de fondo a las políticas económicas liberales implementadas, o buscar una salida política consensuada con los partidos, por entonces fuera de la ley. El nuevo general presidente no pudo resistir la tentación de la primera opción, con la cual tuvo eco entre algunos dirigentes políticos y militares que seguían apostando a un proyecto de desarrollo nacional autónomo, pero el efímero intento solo sirvió para agravar la tensión política interna dentro de las fuerzas armadas y el repudio de vastos sectores sociales al régimen autoritario.

A todo esto, si bien los partidos políticos estaban desprestigiados, atravesados por disputas y crisis internas y fuera de la ley, ello no había significado su parálisis. Muy por el contrario, las comunicaciones interpartidarias entre dirigentes antiperonistas , peronistas y aliados de éstos últimos como desarrollistas, conservadores populares, demócratas cristianos y de otros partidos menores se habían intensificado y los contactos con el poder militar fueron fluidos, incluso hubo declaraciones, reportajes y comunicados político partidarios en los medios. Los temas en discusión transcurrieron por los desacuerdos con las políticas encaradas por la "Revolución Argentina", el autoritarismo, la falta de garantías, la represión frente a las crecientes manifestaciones de malestar social y la necesidad de una salida política democrática. Así, en los últimos meses de la breve presidencia de Levingston (junio de 1970 a marzo de 1971) se selló esta especie de pacto democrático y de reconciliación política entre los dos contendientes políticos mayores, peronistas y radicales, junto a partidos menores. Se comprometieron a que ninguno de ellos participaría en elecciones, si uno solo resultaba proscrito. Esa fue la base de la creación de la "Hora del Pueblo" que, de hecho fue reconocida por el siguiente presidente militar, el general Alejandro Agustín Lanusse (1971-1973), como un ámbito de representación política y de allí cooptó para su proyecto del Gran Acuerdo Nacional (GAN), a quien sería su Ministro del Interior, el Dr. Arturo Mor Roig.

Para cerrar y volviendo al tema que nos convocara, podría concluirse que éste fue un diálogo político iniciado por los entonces excluidos de la política, primero para saldar viejas diferencias entre ellos, y finalmente para influir en el poder con vistas al diseño del futuro régimen político democrático que luego de la salida electoral de ese proceso no pudo ser.

* Historiadora (universidades Nacional de Mar del Plata y del Centro, Tandil)

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