El Ciclo de Charlas denominado "Historias de Mar del Plata" -su pregunta no molesta-, a cargo del reconocido periodista Mario Trucco, llegará a su fin este martes a las 16 en el Teatro Güemes, ubicado en Güemes 2955.
Será el último martes de un ciclo que abarcó dos meses para referirnos a episodios, personalidades y anécdotas más o menos rescatables, de una historia aficiosa, referida a la ciudad donde hemos nacido y cultivado los grandes afectos. Compartiendo inquietudes, preocupaciones, pero asistiendo también a una transformación permanente de usos y costumbres, enmarcadas en
escenarios y panoramas también renovados. El reciente anuncio del remate de la demolición interna de Villa Carmen, identificada por años como Hotel Lafayette, es un aporte más para engrosar el asombro de quien echa una mirada sobre la ciudad y se siente obligado a trazar
paralelos respecto de tiempos idos. Porque en una zona poblada ya de moles gigantescas, siguen sujeto a esas tierras bajas los cimientos centenarios donde se afirma la emblemática construcción que a la usanza de acertadas especulaciones turísticas que distinguen a países europeos, seguirá exhibiendo su frente añejo, como empecinado en ocular la comodidad, funcionalidad, suntuosidad de sus interiores; como expresión de comprender la posibilidad de una exhibición compartida por épocas distintas. Queda, de cualquier forma, la preocupación por los vaivenes que recuentemente exhibe –conceptualmente- la vigencia de normas expresas en materia de respeto al patrimonio de la ciudad.
Será el último martes de un ciclo que abarcó dos meses para referirnos a episodios, personalidades y anécdotas más o menos rescatables, de una historia aficiosa, referida a la ciudad donde hemos nacido y cultivado los grandes afectos. Compartiendo inquietudes, preocupaciones, pero asistiendo también a una transformación permanente de usos y costumbres, enmarcadas en
escenarios y panoramas también renovados. El reciente anuncio del remate de la demolición interna de Villa Carmen, identificada por años como Hotel Lafayette, es un aporte más para engrosar el asombro de quien echa una mirada sobre la ciudad y se siente obligado a trazar
paralelos respecto de tiempos idos. Porque en una zona poblada ya de moles gigantescas, siguen sujeto a esas tierras bajas los cimientos centenarios donde se afirma la emblemática construcción que a la usanza de acertadas especulaciones turísticas que distinguen a países europeos, seguirá exhibiendo su frente añejo, como empecinado en ocular la comodidad, funcionalidad, suntuosidad de sus interiores; como expresión de comprender la posibilidad de una exhibición compartida por épocas distintas. Queda, de cualquier forma, la preocupación por los vaivenes que recuentemente exhibe –conceptualmente- la vigencia de normas expresas en materia de respeto al patrimonio de la ciudad.
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