Arancedo, su paso por Mar del Plata

por Oscar Lardizábal lardizabal@lacapitalmdq.com.ar

La designación del actual arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo, como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, hace oportuno un recorrido por su palabra como titular de la diócesis de Mar del Plata durante más de once años.
En particular la lectura de sus declaraciones a LA CAPITAL, a través de decenas de artículos, varios de ellos a páginas plenas, reflejan el estilo reflexivo, moderado y conciliador que le está atribuyendo la prensa nacional desde que se conoció la noticia del nombramiento, pero también muestran la firmeza de su pensamiento en momentos y períodos muy difíciles del país, y especialmente de Mar del Plata.
Arancedo llegó a la ciudad, manejando su propio auto y con la única compañía de su madre. Era noviembre de 1991, y el "obispo joven" que tendría Mar del Plata, como se anunció entonces, tenía 51 años. Edad plena que le daría la energía suficiente para remar contra corriente en una década, la de los `90, de individualismo y de exclusión social.
Las numerosas y extensas notas en el archivo se explican por la relevancia de su rango, pero tal vez más por su compromiso con la realidad, con las situaciones política y social, de las que nunca rehuyó cuando los periodistas lo consultaban.

Constitución y reelección

Un primer ejemplo de sus primeros tiempos como obispo de Mar del Plata: "no debe pegarse la reforma constitucional a la reelección", advertía en julio de 1993, cuando ya se iba camino del Pacto de Olivos y a la relección de Menem.
En pleno auge neoliberal, sus advertencias asemejaban voces en el desierto: "el mercado no siempre es solidario; en un proyecto de ajuste, de planificación, junto al capital, junto a la materia prima, junto al costo financiero, tiene que estar la carga ocupacional". Era setiembre de 1994, el consumo estaba por las nubes, y pocos se animaban a aguar "la fiesta".
En diciembre de 1995, el pedírsele reflexiones ante la Navidad, Arancedo manifestaba: "me preocupa un cierto individualismo egoísta que va como alejando al hombre del hombre...Va quebrando los lazos fraternos".
Tras su visita "ad limina" (la que los obispos realizan cada cinco años para informar y dialogar personalmente con el Papa), el obispo transmitió la preocupación de Juan Pablo II por "el cansancio de los buenos". "A veces --comentaba el ahora titular de la CEA-- la corrupción o la deshonestidad va creciendo con cierta impunidad y va como creando una suerte de escepticismo en muchos".
Así, el diálogo con un periodista de LA CAPITAL le daba la oportunidad de hacer teología práctica y orientación de vida: "yo diría que en una primera lectura parecería que el mal ha triunfado. Pero en una segunda lectura, cuando uno escarba un poco y habla con las personas, ve que no está tan mal todo, ve que aparece un dseo de superación, de cosa limpia, de grandeza".
Un equilibrio sutil pero evidente a la vez: la denuncia por el resquebrajamiento social y la decadencia moral (especialmente de la dirigencia moral), no impedía los mensajes de esperanza, basados en el Evangelio y en la observación de la reserva espiritual de la gente común.

De cara a la desocupación

Al entrar en el segundo lustro de los 90, también en el segundo lustro de su obispado marplatense, Arancedo toma un discurso aún más concreto y enfático para denunciar los graves efectos de la desocupación, y las consecuencia de un insertarse "salvaje" a un sistema globalizado que, una década más tarde, mostraría sus pies de barro. "La clase dirigente debe eludir el internismo partidario y preocuparse por establecer pautas en beneficio del bien común".
También tuvo expresiones anticipatorias sobre el tema de la deuda externa. En diciembre de 1997, a su regreso del I Sínodo de Obispos de América, y también trasladando el rumbo de Juan Pablo II, el obispo de Mar del Plata se refería a la necesidad de rescatar a país muy comprometidos como Haití, Honduras y Bolivia, pero mostrando ese estilo moderado que lo caracterizó siempre: "¿cómo tratar el tema del endeudamiento? No con el discurso de la protesta fácil, tipo "la deuda no se paga. Las deudas con compromisos que hay que asumir, hay que pagarlas".
Desocupación y crisis dirigencial son sus temas preferidos a medida que se acerca el quiebre de 2001. "¡No va a ser fácil che...!", contesta cuando una periodista de LA CAPITAL le pregunta si sería posible en la Argentina evangelizar a los políticos, como lo proponía el Sumo Pontífice. "Lo que yo veo en los políticos argentinos es que a veces quedan muy atrapados en el poder...y el político debe tomar conciencia de que estar en el poder es una tarea de servicio y hay que saber dejar a tiempo".
Resuelto para dar gestos, en particular para Mar del Plata es histórica su participación en una mesa redonda que tuvo lugar en 1999 en la sede del Partido Socialista Democrático, junto al entonces intendente Elio Aprile. Por primera vez un obispo visitaba la sede de un partido que por décadas tuvo una relación distante con la Iglesia.
En abril de 2000 expresa el perdón por los pecados cometidos por la Iglesia de Mar del Plata durante los años de la dictadura: "En los momentos difíciles de nuestra Patria la voz de la Iglesia y el compromiso de sus hijos no siempre fue lo suficientemente clara y efectiva para denunciar los atropellos a la dignidad humana y la violación de los Derechos Humanos".
En ese tiempo su suceden sus audiencias con representantes de los gremios más afectados, al punto que un comunicador le dice en una rueda de prensa que se había trasformado "en el secretario de Trabajo de Mar del Plata". Tras reconocerse muy preocupado por la situación del sector pesquero marplatense, señala seriamente: "hoy hemos tocado fondo en muchas cosas...el país está enfermo y requiere solucionar la deuda social".
Es llamativa la coincidencia de las fechas significativas de su obispado con el drama social del país. En diciembre de 2001 Arancedo cumplía diez años al frente de la diócesis de Mar del Plata, recorriéndola por sí mismo, apareciéndose muchas veces de incógnito en una reunión parroquial o de un grupo eclesiástico.

Tras el fracaso, la esperanza

Ya en 2002, un INDEC todavía no sospechado hacía saber que el 53 por ciento de los habitantes de la Argentina se encontraba bajo la línea de pobreza. "Como país --decía en esos días Arancedo-- hemos fracasado. La pobreza es tal vez consecuencia de muchas cosas, efecto de políticas erradas, de populismos que no han alcanzado a tener madureza, de planteos neoliberales que no han llegado a dar respuesta, de la falta de una idea de país que contemple a la totalidad de la gente".
En octubre de 2002, manifiesta que "en el país de la corrupción, de la mentira, de la violencia, de la pobreza, hay una clara responsabilidad de la clase dirigente".
Partió en 2003 hacia el arzobispado de Santa Fe expresando el mismo equilibrio que había marcado su paso por Mar del Plata: "se han vivido momentos difíciles pero veo signos de esperanza fuerte. En algunos sectores hay pequeñas mejorías pero en otros todavía golpean fuerte la desocupación y la pobreza".

3 comentarios:

jorge dijo...

Comparti una oración ofrecida por Monseñor a mi amigo Raúl CALVIÑO (ya enfermo de muerte internado en el HPC). ARANCEDO, supo traer al rebaño a un ser humano con dudas y lo cobijó bajo el seno de la Iglesia en momentos muy dolorosos pero aliviados por la palabra de DIOS que llegó al corazón de Raul por medio de un Mensajero de DIOS. GRACIAS. Siempre en mi corazón.

Luis Zurita dijo...

Lo recuerdo en el primer piquete que se hizo en la provincia al que acudió por solicitud realizada a través de un cura amigo.Su compromiso de poner a disposicion la curia para llegar a un acuerdo con las autoridades.Y La reunión que se llevo a cavo con el Vicegobernador;Intendente y funcionarios con los piqueteros encapuchados.El mayor de los respetos y deseos de buena gestión para el.

Mirna dijo...

Hola! Excelente entrada Oscar! Te felicito... No tuve la oportunidad de escuchar nunca a Arancedo. Ahora estoy por despegar hacia México, por lo que este año tampoco lo escucharé. El año que viene tal vez pueda hacerlo