Desde aquel diálogo que terminó con el "5 por 1"

"Diálogo" es la palabra del momento político. La convocatoria de la presidenta Cristina Kirchner --el llamado inicial y luego las condiciones establecidas por el gobierno-- está generando reacciones diversas en el arco opositor.

Pero, por supuesto, no es la "actualidad" el motivo de esta nueva entrega de "Nuestra Historia" sino el indagar, a partir de ella, en instancias similares de la historia contemporánea de la Argentina.

Con este propósito nuestras consultas fueron dirigida a una verdadera especialista en el tema, la historiadora María Estela Spinelli, investigadora y docente de las universidades nacionales del Centro y de Mar del Plata.

Por vía mail desde Tandil, ciudad donde reside y desde la que desarrolla su actividad profesional, Spinelli abordará durante este mes, semana a semana, cada uno de tales momentos, como...

-El "Intento de Pacificación" antes de la definitiva caída de Juan Domingo Perón en 1955;
-La amplia ronda dialoguista aunque con el peronismo proscripto en tiempos de Aramburu presidente.
-La "Asamblea de la Civilidad" cuando Illia ejercía la primera magistratura y...
-"La Hora del Pueblo", ya en los 70, como preludio del regreso de Perón al país.

---¿Por qué propone comenzar por el llamado a la conciliación del presidente Juan Domingo Perón en julio de 1955?

---Porque puede ser concebido, ese llamado del `55, como el primer acercamiento por parte de Perón hacia la valoración y reconocimiento del régimen político tradicional, propiciando la cooperación entre Gobierno y oposición.

---¿Y cuál fue el contexto en que se convocó a ese diálogo?

Se trató de uno de los momentos más dramáticos de la historia política del siglo XX, porque este llamado a la conciliación y al diálogo con la oposición política, siguió al levantamiento antiperonista del 16 de junio que dejó cientos de muertos y heridos en el centro de Buenos Aires y varias Iglesias y la Curia desvastadas por el fuego. Después del día fatídico en medio de la perplejidad y del retiro de Perón del centro de la escena, una ola de rumores comenzó a circular, - algunos decían que había muerto, otros que estaba escondido y preparaba una gran matanza, que gobernaba una junta militar-. El golpe había sido derrotado, pero políticamente el gobierno quedó debilitado, su reacción fue un ofrecimiento de conciliación a la oposición política y una convocatoria a discutir la pacificación del país que se realizó entre los primeros días julio y fines de agosto que fue recibida por ésta con desconfianza y desgano. Intentaron condicionarla al levantamiento del "Estado de Guerra interno", pero fracasaron.

GESTOS. El presidente había hecho un gesto hacia la oposición, separó a sus ministros y secretarios más cuestionados, Angel Borlenghi (interior, uno de los cultores más visibles del conflicto con la Iglesia ), Armando Méndez de San Martín (educación), Raúl Alejandro Apold (prensa y difusión, responsable de la censura), también había renunciado el presidente del Partido Peronista, contralmirante Tesaire y el secretario general de la CGT Eduardo Vuletich fue desplazado. Aplazó la Reforma Constitucional para discutir la separación Iglesia-Estado, reconoció las limitaciones a las libertades individuales fundamentadas en la revolución y prometió una nueva etapa de carácter constitucional.

LOS PEDIDOS DE FRONDIZI. Después de nueve años –dice Félix Luna- se permitió el uso de la radio a los opositores, abrió la ronda oratoria el presidente del Comité Nacional de la UCR, Dr. Arturo Frondizi que reclamó, entre otros, la devolución de las libertades públicas, el levantamiento del Estado de Guerra Interno y la anulación del contrato petrolero con la California Standard Oil. A él le respondieron el presidente del Partido Peronista Alejandro Leloir y con posterioridad el Dr. Alfredo Gómez Morales, luego hablaron los dirigentes Vicente Solano Lima, del Partido Demócrata y Luciano Molinas, del Partido Demócrata Progresista que se refirieron a los mismos tópicos, mientras se negó el derecho a la participación radial a los dirigentes socialistas Nicolás Repetto y Alfredo Palacios, cuyos discursos se difundieron a través de la prensa. Solo dos opositores se pronunciaron a favor de la pacificación, Federico Pinedo y Enrique Dickman, "nadie tiene toda la razón ni toda la culpabilidad, esa es la base de la pacificación, hay que buscar soluciones y coincidencias …" había declarado el primero a la revista Ahora, en julio de 1955.

EL 5 POR 1 Y LA LIBERTADORA. El diálogo fracasó, los opositores coincidieron en que solo la renuncia de Perón podría garantizar la pacificación política y social. El epílogo fue el discurso del "5 por 1" del 31 de agosto y la aceleración del golpe cívico-militar llamado "Revolución Libertadora".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es terrible que una investigadora universitaria, que trabaja en una universidad pública, parezca con sus argumentos querer justificar un golpe de estado a partir de una presunta falta de diálogo de un gobierno constitucional con fuerzas opositoras.
Estas "lecturas" son de extrema gravedad en estos tiempos donde parecen (a partir de casos como el de Honduras) agitarse fantasmas de salidas autoritarias a procesos democráticos.
Señora profesora, los gobiernos no caen por falta de diálogo, caen por autoritarios, que rodeados de corifeos justificantes, evitan los debidos procesos de construcción democrática que se deben resolver en instancias electorales.
Lamentable lo suyo

del moderador dijo...

En este espacio, como en toda la edición digital de LA CAPITAL, valoramos las opiniones que se vierten, publicándolas como se envían. Con todo, y en atención al tono de calificación utilizado en el reciente comentario a la nota "Desde aquel díálogo...", invitamos a quien se expresó de manera anónima a hacerlo también con nombre y apellido, tal como lo se dirige la autora del artículo.

Estela Spinelli dijo...

La intervención de Anónimo me lleva a hacer algunas aclaraciones, no a responder sus agravios. Simplemente, quería agregar que la historia es una disciplina que se propone explicar, a través de distintos métodos y con distintas fuentes, la experiencia social o individual pasada, esto es comprender las razones de los conflictos, de las decisiones, de los proyectos, etc., y no juzgar a los actores con valores del presente.