“El valor de la familia va en aumento”, observa el licenciado en Historia Norberto Alvarez, conductor de un grupo de investigación sobre la familia en la Universidad Nacional de Mar del Plata, y lo subraya con ejemplos bien actuales: “Históricamente se ha señalado a los homosexuales como los mayores enemigos de la familia porque se reafirmaba que debía basarse sólo en la heterosexualidad, y hoy la principal demanda de los homosexuales es que se les acepte formar familias y que al hacerlo también se les permita criar hijos”. “Digo lo que est· ocurriendo sin entrar a hacer un juicio de valor sobre si ésta bien o está mal”, matiza Alvarez quien, al insistir en que “el valor de la familia ha ido en aumento” en los últimos años, alude por otra parte al caso del jugador de fútbol Juan Román Riquelme, que basó su decisión de alejarse de la selección nacional en la angustia que las críticas hacia Èl provocaban a su madre y esa decisión la hizo pública. “Algo así hubiera sido impensable treinta años atrás... Cuesta imaginar a Distéfano, Marzolini o Perfumo poniendo públicamente a su madre como excusa, se lo hubiera tomado como una mariconada”. Para Alvarez estudiar la familia desde distintos puntos de vista -centrar en ella ciencias sociales como la sociología, la antropología o la economía-, no es una cuestión menor, sino que por el contrario supone acercarse a un conocimiento verdadero sobre la sociedad argentina, al punto de poder comprender desde el porqué de los desaciertos en la asignación de subsidios sociales como los de “Jefas y Jefas de Familia” hasta el porqué de los dramas más intensos del país, como los de la desaparición de personas por el terrorismo de Estado, han podido asumirse desde los lazos parentaes, dando nacimiento a las organizaciones de “Madres” y “Familiares”. Conocer más y mejor sobre la familia implica también una respuesta a la necesidad de actualizar una escuela que sigue dando vueltas sobre modelos viejos, en tanto –dice Alvarez- se la obliga a ser “alimentadora y despiojadora”, mientras que en realidad los chicos aprenden, bien o mal, de a televisión.
Mostrar y ocultar
La búsqueda de verdades por parte de este Grupo Familia es paciente y minuciosa. Lleva años y demandará otros tantos. Sus integrantes han acumulado horas de entrevistas y de posteriores desgrabaciones, y no menos tiempo recorriendo el álbum de fotos de familias, estudiando qué y a quiénes presentan en Èl y (no menos importante) a quiénes ocultan y por qué. Es decir qué se quiere mostrar y qué se muestra en verdad. De este modo hoy pueden poner en cuestión afirmaciones tradicionales sobre la familia como la del determinismo externo, por caso la de que el capitalismo y las condiciones de trabajo hicieron tal o cual familia. Al mismo tiempo también cuentan, según ellos, las decisiones internas de las familias, la voluntad de sus integrantes.
Alvarez analiza este punto con la crisis de 2001: “Es cierto que se dio la diáspora de muchas familias, pero otras, por el contrario, se amucharon y pasaron a ser más en una misma vivienda. No es verdad que los pobres se iban al exterior. Esta era una estrategia para los hijos jóvenes de la clase media y media alta. La máxima estrategia de las familias pobres fue llevar a sus hijos más chicos dos veces al día al comedor comunitario”.
-¿Puede hablarse de una “familia tipo marplatense”?
–Si bien puede hablarse de ciertas particularidades de las familias en Mar del Plata, no puede ni debe hablarse de una familia tipo marplatense.
-¿En qué tiempo están situadas las investigaciones?
-Primero se trabajó con lo contemporáneo pero nos hemos ido yendo hacia atrás en el tiempo. Y hoy la mayoría de los trabajos están situados en los años ´60. ¿Por qué? Porque se dice que en esos años hubo un cambio cultural muy intenso dentro de las familias. Vamos a verificarlo. Es cuando los jóvenes comienzan a ser más protagonistas en las historias de cada hogar. Y para esto ya están las explicaciones del tipo economicista: el capitalismo necesitó en ese tiempo sumar a los niños y a los jóvenes al consumo. También se da en varios países el “baby boom”, el aumento de la tasa de natalidad tras la II Guerra, cuando nacen aquellos jóvenes que protagonizarón el Mayo Francés y las grandes rebeliones en distintas parte del mundo.
Revolución estancada
-¿Ustedes adhieren a esta explicación?
-Estamos más del lado de otra explicación que parte del psicoanálisis, que ve especialmente en esa década del ´60 las transformaciones en las relaciones dentro de la familia, un mayor diálogo entre adultos y jóvenes, la posibilidad de disentir. Otra mirada puede ser desde las prácticas sociales. En los años ´60 hay una explosión en la Argentina de los medios de comunicación. Comienzan a leerse publicaciones con más contenidos. Y también la cuestión del ingreso, el reparto más extendido. Porque creo -y ésta es una opinión personal- que las grandes rebeliones las hacen los trabajadores que ganan bien. Los pauperizados nunca podrían hacerlas. En la Córdoba del “Cordobazo” los salarios de Luz y Fuerza, o los del Smata y la UOM eran salarios relativemente altísimos, más allá de si debían ganar más aún.
-Pero en la Argentina llegan los años ´70.
-Sí, por supuesto. Un concepto interesante que acuñó Catalina Wainerman es el de la “revolución estancada”. También en la familia se insinuó una gran revolución en los ´60 -sea en las relaciones de género, en los vínculos con los hijos, en todos los comportamientos-, pero quedó estancada. Y siguió así hasta hoy, primero por el miedo que impuso la dictadura y luego por los años locos del ´80 y del ´90 en la Argentina, de consumismo exasperado. En los ´60 y ´70 la mujer salió a trabajar por esa revolución socio-cultural. Pero hoy va a trabajar por necesidad y el hombre está más estresado, sin cumplir con el rol de único proveedor. Hoy también existe una presencia fuerte de los abuelos sobre los hijos y los nietos. En aquella familia previa a los ´60 había una falsa estabilidad matrimonial, porque la vida triste y amarga de esas familias supuestamente estables era muy alta. Luego el divorcio, pese a los pronósticos agoreros, no generó la destrucción o disminu- ción de la convivencia familiar. Y la gente no elige alegremente el divorcio. Divorciarse es afectiva y financieramente muy caro. Además están las familias ensambladas, donde se hace realidad aquello de “los míos, los tuyos y los nuestros”. También lo del ensayo, la convivencia previa al matrimonio, por la que optan los jóvenes. En síntesis, no hay en la familia menos gente conviviendo que antes. Sucede que hay otro tipo de uniones. El valor de la familia va en aumento, pese a que se insistió mucho con que perdía peso y valor.
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